El detenido logró apoderarse en ambos casos de la recaudación que en ese momento había en los establecimientos, tras intimidar verbalmente a los empleados, diciéndoles "que portaba una pistola y si querían volver a ver a sus familias les tenían que dar el dinero, y que en caso contrario no dudaría en hacer uso del arma".
Añade que, además, mostraba a sus víctimas los antebrazos en los que cuenta con infinidad de cortes y heridas, dando a entender el propio desprecio hacia su salud y hacerlas sentir más amenazadas.
En el momento de su detención y al notar la presencia policial, el reseñado intentó eludir a los agentes emprendiendo la huída, ocultándose en un edificio de la calle Miguel Hernández. Finalmente pudo ser arrestado, interviniéndosele un revólver detonador y una pistola de fogueo, siendo "imitaciones casi perfectas de los modelos reales".
La Policía ha significado la "fuerte resistencia" presentada por el detenido para evitar su traslado en el vehículos policial, agrediendo a los agentes encargados de su custodia y causando daños en dos vehículos policiales.
El detenido, que supuestamente cometió los atracos aprovechando que había salido de permiso de la prisión de Botafuegos, será puesto a disposición judicial.
