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Jerez

El Pregón busca a ‘su abuelo’ en los ojos de la Esperanza

David Puerto reivindicó el papel de las cofradías y especialmente de los jóvenes, pero también pidió “autenticidad” y algo más de “fondo”

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David Puerto, durante el Pregón.

Un momento del Pregón de David Puerto.

Saludo final de David Puerto al público de Villamarta.

David Puerto, recibiendo las felicitaciones finales.

El pregonero, con los miembros del Consejo.

El Pregón de la Semana Santa inauguró en Villamarta un tiempo de vísperas que ya no tiene marcha atrás.

David Puerto Román fue el encargado de traspasar esa frontera a veces casi imperceptible que separa la ilusión de la realidad.

Lo hizo apoyado fundamentalmente en el verso y de la mano de sus grandes devociones.

Pero también empapado de la mejor herencia que jamás pudo recibir de su abuelo: la mirada de la Esperanza de la Yedra.

Para ella fue el romance final que abrochó un Pregón cuya presentación hicieron al alimón Jaime Betanzos y Águeda María Manzano, que reivindicaron quizá el lado más viñero de David Puerto. ‘Reina de los Ángeles’, ‘Concepción de las Viñas Coronada’ y ‘Esperanza de la Yedra’ fueron las tres marchas que interpretó la Banda Municipal de Música de Jerez.

El Pregón se detuvo en primera instancia ante la Virgen de la Merced, para a continuación definir a las cofradías como “el motor más importante de la evangelización” en la Baja Andalucía a pesar de que a veces tengan incluso que “mendigar” para que algún sacerdote “les predique una misa”.

David Puerto defendió a capa y espada la labor de los grupos jóvenes, hasta el punto de definirlos como “el presente más vivo” de las hermandades y cuestionó el quizá exceso de folklore que se observa en determinadas manifestaciones cofradieras.

“El folklore forma parte de nuestra Semana Santa, pero no podemos olvidar el fondo”, dijo, para a continuación lamentar la paradoja de asistir a iglesias “vacías” cuando se celebra la eucaristía y “la locura” de Tornería cuando en la noche del Lunes Santo regresa a su templo el pasaje evangélico en el que se instaura esa eucaristía.

También reivindicó la túnica nazarena, que es “la que nos pone nerviosos cuando las vemos colgadas de las puertas”, y al costalero “que sabe dónde está y no se deja llevar por el ego”, al que “no estorba ni se pone delante de los pasos”.

No dejó atrás conceptos como el de “la autenticidad”, ejemplificada en la Hermandad de Jesús Nazareno, aquella de “la reja siempre abierta y la banda en la cruz de guía”.

El verso del pregonero reunió a los barrios de Santiago y San Miguel, al Prendimiento y el Cristo de la Expiración, “rey de las causas morenas y libertador de las trenas donde se pierde el aliento”.

Luego hubo una pincelada de José Zarzana al piano, sonando Nuestra Señora del Mayor Dolor, de Beigbeder, mientras el pregonero se acordaba de la Santísima Virgen y de la elegancia de los pasos de palio.

La Soledad por la Porvera y la Piedad buscando el Calvario por la calle de la Sangre preludiaron un canto al barrio de San Pedro, que es uno de esos rincones de Jerez que parecen cobrar vida cuando llega la Semana Santa.

A partir de ahí llegaron las emociones de verdad, esas que tienen que ver con las cofradías del pregonero, empezando por la Hermandad de la Entrega y especialmente por la Reina de los Ángeles, a quien David Puerto convirtió en responsable de haber encontrado el amor de su vida.

“Hay hermandades en las que naces y hermandades en las que te haces”, sintetizó.

Y de Guadalcacín nos llevó a las Viñas, una cofradía que “se hizo grande con el tesón y el esfuerzo de los hermanos valientes que persiguieron sus sueños al pie de su Exaltación”.

Las vivencias del grupo joven -ese presente al que antes se había referido- aliñaron los versos a la Virgen de la Concepción.  

Únicamente quedaba ya poner rumbo a la Plazuela, esa pequeña capilla que el pregonero conoció de la mano de su abuelo.

“Cómo explico lo que siento si eres todo mi Esperanza; no me sueltes de tu mano, llévame junto a tus plantas, sé por siempre luz que guía mi paso a su semejanza… Asi lo quiso mi abuelo, así vive en tu mirada, y así Jerez amanece en gloria de tu Esperanza”.

Ahí quedó el Pregón, y ahí empezaron de verdad las vísperas de la Semana Santa...  

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