'Un funeral de locos', o la comedia convertida en fórmula

Publicado: 25/04/2025
Gómez Pereira regresa 20 años después al género con el que fue referencia destacada de nuestro cine y rodeado de un gran plantel, aunque sin asumir resgos
Manuel Gómez Pereira fue el rey de la comedia española en la década de los noventa, tomando el relevo a Fernando Colomo y José Luis García Sánchez, que habían hecho lo propio en los 80. Lo consiguió de la mano de un puñado de muy buenas películas, en las que se fue superando progresivamente, apoyado en los guiones coescritos junto a Joaquín Oristrell, Juan Luis Iborra y Yolanda García Serrano. Salsa rosa, ¿Por qué lo llaman amor cuando quiere decir sexo?, Todos los hombres sois iguales, Boca a boca y la extraordinaria El amor perjudica seriamente la salud, conforman un catálogo imprescindible del género, en el que demostró un talento y una habilidad especial para crear un sello propio, a partir de la originalidad de sus historias y una predisposición innata a la comicidad.          

Como es legítimo, Gómez Pereira tenía otras aspiraciones como director, y lo demostró con la interesante, aunque ya olvidada, Entre las piernas, aunque de inmediato regresó a la comedia con su producción más arriesgada, Desafinado, con reparto procedente de Hollywood: George Hamilton, Danny Ayello y Joe Mantegna. Sin embargo, aquella parodia en torno a los tres tenores no funcionó, y lo que empezó a desafinar fue el tino para la comedia de su realizador. Desde entonces, Gómez Pereira no fue el mismo. A excepción de Cosas que hacen que la vida valga la pena, una buena comedia dramática con Ana Belén y Eduard Fernández, su vínculo con el cine se volvió esporádico, apenas tres películas en los últimos 20 años, centrándose desde entonces al ámbito de las series de televisión.

En este sentido, su regreso al cine y al género con el que se encumbró, de la mano de Un funeral de locos, deja sensaciones encontradas. De un lado, el feliz reencuentro con un buen director de cine, pero, por el otro, la decepción de hacerlo de la mano de una nueva versión de la comedia británica Un funeral de muerte, ambientada en este caso en el seno de una familia acomodada del País Vasco, pero siguiendo casi de forma milimétrica la trama de la cinta original, lo que resta intensidad a la capacidad humorística de los gags y a las situaciones si se tiene muy presente la película de Frank Oz.

Por otro lado, que el regreso de Gómez Pereira a la comedia de la mano de una gran producción, el guion adaptado de Yolanda García Serrano y un sensacional plantel coral, llegue vinculado al remake de una cinta de éxito, pone de manifiesto igualmente la ausencia de riesgo del cine español, y no sé si también de talento, a la hora de afrontar proyectos ajenos a esta nueva fórmula que consiste en adaptar comedias de éxito de otras cinematografías, del mismo modo que otros países adaptan algunas de las nuestras. La taquilla manda y la industria funciona, que es lo importante. Sí nos queda el regusto de haber pasado un rato divertido, de disfrutar con una comedia refinada, que reniega del trazo grueso para hacer reír, y la esperanza de que su éxito abra la puerta a nuevos proyectos de gente tan interesante de nuestro cine como Gómez Pereira o García Serrano.

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