La alcaldesa, María José García-Pelayo, lamenta que haya quienes parezcan “empeñados en politizar la Feria”, cuando “es la misma del año anterior y de hace diez años”. “La Feria ni ha cambiado ni va a cambiar, porque es una Feria abierta y esa es su seña de identidad”, añadió, respondiendo a las quejas de estos últimos días alusivas a la reserva de mesas o las restricciones de acceso en algunas casetas.
Para García-Pelayo, las “personas y grupos” que a su juicio tratan de “desprestigiar la Feria y lo que es bueno para la ciudad” toman “el camino equivocado”, porque “la gente valora la Feria como un éxito de la ciudad, y no del Gobierno, porque es fruto de un trabajo compartido”.
A partir de ahí, la regidora aseguró haber “tomado nota de todo lo que hay que mejorar”, partiendo de la base de que “siempre hay que seguir trabajando y escuchando a la gente”. Así, se revisará con los caseteros el desarrollo de la Feria, porque “son los hacen posible la organización de este evento” y con el propósito de “corregir las cuestiones que no hayan funcionado correctamente”.
Por ejemplo, avanzó que el próximo año los caseteros tendrán agua para culminar las labores de desmontaje, “un problema histórico” que este año ha tratado de solventarse sobre la marcha, y reiteró su intención de renovar el albero, pero “no con un parcheo, como hizo el PSOE, que se gastó 300.000 euros en un polvillo que no era ni albero”.
García-Pelayo también anunció que se recuperará el alumbrado de flores para las calles laterales, una petición que ya se ha trasladado a Iluminaciones Ximénez, la empresa que se encarga del montaje de esa instalación.