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Jerez

“En el Tercer Mundo viven en una pobreza permanente”

\"Ahora mismo tenemos tres proyectos en Camerún y otro en Kenia con un prsupuesto de 275 mil euros”

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  • Domingo Gutiérrez -

Ha vuelto a salir elegido presidente de Manos Unidas, en Jerez. Domingo Gutiérrez comienza su segunda legislatura al frente de esta ONG que ayuda al desarrollo integral de las personas en los países del Tercer Mundo.

— Fíjese que dentro de una hora Madre Coraje, Cáritas, Hogar La Salle, Manos Unidas..., siete u ocho ONG nos manifestamos para decir que hay pobreza porque, a veces, la riqueza está mal repartida. Eso lo denunciamos el último jueves de cada mes en la Plaza del Arenal.
—  Pobreza, Domingo, que no hay ya solo en ese Tercer Mundo de vuestra especial atención.
— Esa es una cosa que habría que matizar. Cuando nosotros, aquí en España, hablamos de crisis es  porque hemos pasado de un tiempo de abundancia a otro de carestía. Ahí viene esa crisis, que se manifiesta fundamentalmente en el paro, en las familias desestructuradas opor esa serie de inconvenientes que genera el paro, pero en los países donde estamos ayudando, que son los más desfavorecidos, no conocen lo que es la crisis, porque han vivido en una pobreza permanente. Y lo puedo atestiguar porque en el mes de octubre estuve en Camerún, visitando proyectos de desarrollo de Manos Unidas, y vi, en primera persona, como se vive en esos países y la gran diferencia que tienen con nosotros. Verá, aquí una persona no se muere de hambre ni por una enfermedad infecciosa, porque generalmente hay ayudas por parte de organismos sociocaritativos que todos conocemos y la seguridad social que tenemos en España es bastante competente, sin embargo en estos países mueren niños menores de cuatro años por enfermedades infecciosas como la malaria, el cólera....Hay una altísima tasa de mortalidad desgraciadamente. Hay daros estadísticos que dicen que cada 7.5 segundos muere un niño por inanición o por enfermedades infecciosas en estos países empobrecidos. Aquí, en España, indudablemente hay crisis y en Jerez sabemos que existe. Los que estamos metidos en estos organismos, como en Cáritas o aquí, sabemos cuál es la demanda social existente y la carestía de vida que hay. Esto es cierto pero nuestro cometido, como Manos Unidas, es el Tercer Mundo como se le llama, metidos en el cuerpo samaritano de la Iglesia. Ese cuerpo tiene dos brazos. El más corto es el de Cáritas, para los más cercanos, y Manos Unidas es el largo para esos países empobrecidos.
— Ya ha comentado que existe crisis real en España, en Jerez..., pero cuando me habla de la realidad que usted ha vivido en el Tercer Mundo me da la sensación de que, a lo peor, aquí nos quejamos de vicio.
— No. Ni mucho menos. Aquí no nos quejamos de vicio. Las quejas están fundadas. Hay mucho paro. Hemos pasado del todo a la nada. Ha habido un capitalismo salvaje, como todos sabemos. Las fábricas se han ido, se las han llevado a países emergentes. Luego está el tema de la paralización de la construcción. Ha habido una serie de factores que han influido en que esto se venga abajo. No nos quejamos de vicio, aquí hay crisis y problemas y verdaderas tragedias. Y, al igual, que hemos conocido lo de Camerún esas cosas de aquí las conocemos en primera persona. Tengo reuniones periódicas junto a Cáritas en la Pastoral Social de la Iglesia. Hace poco tuvimos una en el Obispado a la que acudieron varias asociaciones, entre ellas la ONCE, y plataformas vecinales para ver el grave problema social que hay en Jerez.  Hay gravísimos problemas.    
—Los problemas sociales de Jerez está ahí, al igual que los del resto de España, pero podemos adivinar de dónde vienen y por qué han llegado, pero el del Tercer Mundo por qué existe, por qué permanece a través de los años.
— Me quedo con una frase que dijo el año pasado el presidente de la República de Benin. “Comemos lo que no producimos y producimos lo que no comemos”. Estos países son ricos. Por ejemplo, la República Democrática del Congo tiene un material que es con el que se fabrican los móviles. Allí empezaron con el tema de los satélites y demás. Es el coltan. El ochenta por ciento del coltan se extrae en el Congo. Y tienen diamantes y oro y petróleo. Tienen de todo y tienen problemas. Y Camerún está igual. Tienen cacao, la mandioca o el yuca de donde sale la maicena y cafetales y platanales y no lo consumen.
— ¿Pero quiénes tienen hundidos en la miseria a estos países, sus dirigentes u Occidente donde no interesa que progresen?
—  Yo creo que ambas cosas. Lo que existen son dictaduras camufladas de democracias. Y por otra parte, también las potencias internacionales que entran a saco en esos países con las multinacionales. 
— Y una ONG como Manos Unidas qué puede hacer ahí. 
— Nosotros nos dedicamos a hacer proyectos de desarrollo. Este año Manos Unidas Jerez tiene cuatro proyectos de desarrollo por una cuantía de 275.407 euros. Uno de ellos es un Centro de Promoción para la Mujer y escuela de hogar para los niños y niñas. Esta escuela es del Instituto de las Calasancias. Curiosamente, Marta Novoa, que lo lleva, es una de las que están en Sanlúcar y Chipiona. Es curioso. Estuve hace unos días visitándolas. Tienen allí un colegio para niñas al igual que aquí. En estos momentos estamos trabajando en tres proyectos en Camerún y uno en Kenia...Es que en estos países, además de todos los inconvenientes que hemos hablado y de los problemas que existen, hay otro importante que es la vulnerabilidad de la mujer y de las niñas. Desafortunadamente están en otro status. Aquí luchamos por la igualdad de la mujer. La campaña del año pasado de Manos Unidas era “no hay justicia sin igualdad” y en el cartel se ve a una mujer con una balanza. Al igual que aquí tenemos los mismos derechos los hombres y las mujeres, en esos países desgraciadamente no es así. ¿Sabes lo que decía Gandhi hablando de esto?
— ¿...?
— Decía que estos países el que promociona a un hombre promociona a una persona y quien promociona a una mujer promociona a toda una familia, porque la mujer es la que tiene la fuerza, la que tira hacia adelante. He estado en los proyectos de Camerún, en una cooperativa de mujeres agrícolas, en la zona rural, en la selva, donde tienen sus técnicos, Plantan yucas, coles, cogen las hojas de acacia, la pudren en la tierra y cuando cogen la podredumbre la sacan, la ponen alrededor de lo que plantan y la producción se ha multiplicado por ocho. Antes cogían una cosecha al año, ahora cogen dos y el peso se ha multiplicado por ocho. Al tener más dinero, a los niños los tienen en los colegios, hay guarderías al lado mismo de las mujeres agricultoras, y luego se marchan a centros de Formación Profesional y esos niños y niñas se van integrando en la sociedad. Pasan de una vida tribal, de tribu, a una vida en la sociedad. Eso es lo que hacemos Manos Unidas, ayudar con nuestros proyectos, promocionar a la mujer, a los niños y niñas. 
— Y en Kenia
— En Kenia estamos trabajando en la construcción de una presa. Otro problema, son tantos, en estos países es el agua. Es cierto que llueve torrencialmente, y a mí me han cogido esas lluvias y hay hasta que coger coches especiales para moverse, pero luego existen épocas de una sequía tremenda. El agua es importantísima porque sin agua no se puede subsistir, no podemos vivir y hay que hacerles pozos y presas por el bien de la salud. Hay personas muy vulnerables, los niños sobre todo, que mueren de enfermedades infecciosas como consecuencia del agua. Hay que hacer presas, sitios donde se le pueda quitar la contaminación al agua...
—  Y todo ese dinero que se necesita para estos proyectos de dónde sale 
— Ya le comentaba antes que para este año tenemos un presupuesto de 275.407 euros y menos en 2012 que nos rebajamos un diez por ciento, todos los años lo vamos aumentando. En 2011 subimos un 15 por ciento y en 2013 un trece. En este sentido, y quiero que lo publique bien grande,  el pueblo de Jerez es muy solidario. Y lo digo con énfasis. Ya lo comenté a sus compañeros de televisión cuando me preguntaron. Este año cuando salimos a pedir tuvimos el inconveniente de que llovía mucho y solo pudimos recaudar en las grandes superficies, pero ya el dinero vendrá por otro lado.
— ¿Cómo recaudan? 
— Tenemos dos campañas. Una es de sensibilización. Vamos a los colegios llevando el mensaje de Educando en Valores. Y la otra es la de la salida a la calle. Es en la segunda semana del mes de febrero cuando estamos en las calles, en las parroquias y en los colegios. Hay otro dato que son las exposiciones en los colegios. El año pasado pasaron por estas exposiciones seis mil siete alumnos y este año en la Sala Paúl y en el Blas Infante hemos hecho la exposición Educando en Valores de Super Pepo. Super Pepo es como un genio joven que le dice a los chavales cómo se pueden convertir en héroes no cayendo en otros contravalores. En la Sala Paúl han acudido mil quinientos cincuenta alumnos, ochenta profesores y setenta padres y en el Blas Infante, donde estuvimos menos tiempo, acudieron quinientos setenta y cinco alumnos, sesenta profesores y cincuenta padres. Para el próximo año ya tenemos previsto seguir con estas exposiciones, que este año hemos llevado también a esos locales que nos ha cedido el Ayuntamiento.
— También hay socios de Manos Unidas.
— Sí, no tengo el número exacto pero, en estos momentos, tendremos unos doscientos. El número va fluctuando.
La entrevista, que se convirtió en una conversación distendida sobre la realidad de la organización, se pactó en la Iglesia de Capuchinos donde tiene su sede Manos Unidas. Allí estaba, a las 7 en punto de la tarde, recién abiertas las puertas del templo, Domingo Gutiérrez. Queríamos hablar con él porque va a repetir legislatura al frente de este brazo social de la Iglesia Diocesana. Fue el pasado 12 de junio cuando se celebró la Asamblea General de los miembros de Manos Unida adscritos a la Delegación Diocesana de Jerez, teniendo como único punto del orden del día la elección del nuevo presidente. La Asamblea acordó por unanimidad reelegir a Domingo Gutiérrez Domínguez que inicia, con ello, un segundo periodo consecutivo como presidente-delegado. De lo acontecido en esa Asamblea, y según lo preceptuado por los estatutos, se pasó comunicación el Obispo de Asidonia Jerez y a la presidente nacional para su ratificación.  
— Es la realidad. Me nombraron por unanimidad porque, al parecer, están contentos conmigo. Yo también estoy muy contento con ellos. Tengo un grupo muy bueno. Vieron que podía seguir y yo me presté a ello. Ya no puedo estar más legislaturas, el máximo es de dos. Después vendrá otro u otra que seguro que supera mi labor. 
— ¿Cómo llegó usted a Manos Unidas?
— Por el obispo Juan del Río. Yo era delegado del Apostolado Seglar y me dijo que si podía venir a echar un mano y me vine muy a gusto.
— Se vino a Capuchinos donde está la sede.
— Y donde estamos, ciertamente, muy contentos con los Padres Capuchinos. No pagamos absolutamente nada. Tenemos unas buenas instalaciones. A la prensa vamos a mandar muy pronto el informe de gestión y en el mismo se refleja que tenemos cero gasto. Y todo es es gracias a la Comunidad de Padres Capuchinos. Aquí, y me gustaría que lo resaltase, tenemos las puertas abiertas para todo lo que queremos y estamos ciertamente contentos y agradecidos como no podía ser menos. 
— Me figuro que esta labor que realiza le quitará bastante tiempo. 
—Pues sí, pero yo ya estoy jubilado y tengo tiempo y todo mi tiempo es para Manos Unidas. Esto, si le digo la verdad, quita tiempo y dinero, pero hay una frase que dice “dime en qué has gastado tu tiempo y tu dinero y te diré cuál es tu ideal”  
— ¿Cuál es su ideal?  
— Ayudar a los más necesitados. Manos Unidas nace de la doctrina social de la Iglesia, es el brazo largo samaritano de ella. El samaritano es el que no pasa de lado cuando ve a alguien tirado en la cuenta. Lo ve, se para y lo asiste hasta el final. Eso es lo que pretendemos  
— ¿Y esa idea, ese altruismo le colma su vida?
— Esto te colma de satisfacción. Le diría que es la satisfacción del deber cumplido, pero también la satisfacción de que tengo un espíritu cristiano que me inclina a hacer estas cosas. Tengo, por tanto, una doble satisfacción. Una humana y otra como cristiano.  
— ¿Qué siente ese ser humano, ese cristiano, cuando va a Camerún, por ejemplo, y vuelve?
— No es lo mismo que te cuenten lo que hay en esos países a que te lo cuenten. Ya se dice que más vale una imagen que mil palabras. Cuando vienes te quedas con las imágenes de las caras de esos niños con los ojos abiertos y riendo, te quedas con esas madres que te muestran su agradecimiento y que te abrazan, te quedas con esos hombres que denotan en sus ojos la ilusión de un futuro mejor. Te quedas con la imagen de esa gente que entiende que tú no vas allí a hacerte fotos, sino que vas a ayudarle. Con ese me quedo.
— ¿Cuál es el contacto directo con la gente de allí?
— Fundamentalmente los misioneros.
— Esa labor oscura, olvidada a veces, pero....
— Los misioneros hacen una labor que si la ve se cae de espalda como vulgarmente se dice. Es impresionante. Me encontré a un misionero en el aeropuerto de Barcelona, que también viajaba a Camerún, y me decía que él moriría en Camerún. Yo creo que con eso lo digo todo. Hay que tener un espíritu evangélico y de fortaleza enorme. Al final, incluso, terminan tocados por alguna enfermedad. Tenga en cuenta que cuando viajé a esos países me tuve que poner veintidós vacunas. Eso es así.
— Gente como ustedes, los que trabajáis en este tipo de organizaciones socio humanitarias, también tenéis algo de misioneros. 
— No, por favor, nosotros lo que hacemos es ayudar. Los misioneros y misioneras son los que están allí, en el trabajo de las veinticuatro horas de cada día. Eso es una labor impresionante.
Se acercaban las 20 horas, el momento de esa manifestación en la plaza del Arenal,  para decir que hay pobreza, que la riqueza está mal repartida. Domingo Gutiérrez estaba a gusto, saludaba a fray Antonio “le he dicho al periodista que estamos muy contentos aquí, a ver si lo pone”. Fray Antonio le echa la mano por encima y hablamos de las relaciones del presidente-delegado de Manos Unidas con el obispo, con José Mazuelos.
— El viernes estuve hablando con él. Siempre está dispuesto a ayudar en lo que haga falta.

 

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