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Osman... y los muchos Osman que quedan en campos de refugiados

Osman Ahmed, el niño afgano de 7 años con parálisis cerebral ha puesto cara a la especial indefensión que sufren los discapacitados en los campos de refugiados

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  • Osman y su familia en Jerez -

Cinco meses después del golpe de suerte y solidaridad que le permitió llegar a España, la vida ha cambiado mucho para Osman Ahmed, el niño afgano de 7 años con parálisis cerebral que ha puesto cara a la especial indefensión que sufren los discapacitados en los campos de refugiados.

Por dar visibilidad a los "muchos Osman" que quedan entre los miles y miles de migrantes que malviven en los campos de refugiados, la organización Upacesur, dedicada a la atención integral de personas con discapacidad, ha rendido hoy homenaje a este niño; a sus padres, que no dudaron en atravesar Afganistán con él en brazos, y a los dos voluntarios de Bomberos en Acción que hicieron posible que la historia de esta familia haya tenido un final feliz, o por lo menos digno.

Osman, sus padres y sus dos hermanos han viajado hoy desde la Centro de Acogida de Refugiados de Mislata (Valencia) en el que residen desde que llegaron a España hasta Jerez de la Frontera (Cádiz), para recibir este homenaje en la ceremonia de entrega de los premios Upacesur.

Un viaje muy distinto al que tuvieron que emprender después de que el régimen talibán amenazara cuatro veces al padre Atta Mohammad por abrir un aula de tapicería en una escuela laica y mixta de su ciudad, Kandahar.

La familia dejó todo y emprendió un viaje de 5.500 kilómetros hasta llegar al campo de refugiados de Idomeni, en Grecia. Una odisea a la que además se añadía el hecho de que uno de los tres hijos, Osman, sufre una aguda parálisis cerebral.

En el campamento de Idomi, la familia tuvo el acierto de poner su pequeña tienda de campaña cerca del lugar en el que la ONG Bomberos en Acción había instalado un puesto.

Allí les conocieron Miguel Ángel Cantero y Juan Manuel Flores, dos voluntarios de Bomberos en Acción de Alicante que pusieron en marcha todo su ingenio para que Osman pudiera vivir en un terreno tan hostil.

Con palés recompusieron para él una silla de ruedas desvalijada y aislaron la humedad del suelo la tienda de campaña, hasta que un día, tras un complicado ataque de epilepsia, un médico les dijo que lo único que se podía hacer para que ese niño sobreviviera era sacarle de allí.

"Nos pusimos en contacto por las redes sociales con nuestros conocidos, se abrió una recogida de firmas y empezó todo a movilizarse hasta que logramos que se les hiciera un salvoconducto para trasladar a España a la familia por razones humanitarias", cuenta Manuel.

Fue un final feliz para Osman, que ahora es atendido en un centro especializado; para sus padres, que estudian español e informática a la espera de tener la documentación de refugiados para buscar trabajo, y para sus hermanos.

"Intentamos que Osman no fuera el único, porque, como él, en los cambios de refugiados hay muchos niños y adultos que necesitan una atención especial. Nosotros trajimos muchos expedientes de situaciones graves y urgentes y hemos ido presentando solicitudes de ayuda para ellos, pero esas peticiones se han quedado en un limbo", contaba hoy a Efe Manuel.

Ellos reciben este reconocimiento de Upacesur "con mucha alegría e ilusión" y también con la esperanza de que "vuelva a aflorar el tema de los refugiados, porque sigue habiendo miles esperando en unos lugares que son un cajón de sastre".

Osman, que en estos cinco meses ha ganado tanto peso como bienestar, y su familia lo viven además emocionados, porque este homenaje les permite compartir su singular historia.

Una historia que para Rafael Márques, director general de Upacesur, pone de relieve el esfuerzo de una familia por "sacar adelante" a una persona con discapacidad.

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