Uniformes

Publicado: 22/02/2017
Formamos parte de una sociedad prejuiciada, donde la forma más cómoda de sobrevivir es uniformarse debidamente, en la línea de nuestro grupo de interés
Siempre ha habido profesiones donde se ha llevado uniforme: el ejército, determinadas empresas, personal sanitario, las fuerzas de seguridad, etc. Estamos acostumbrados a losuniformes que permiten reconocer a una enfermera cuando la necesitas o a un dependiente en unos grandes almacenes. El uniforme en estos casos nos facilita localizar a la persona que nos puede dar el servicio que buscamos. Nos fijamos sólo en él, no solemos reparar en la cara de la persona que nos atiende, de hecho a los cinco minutos de habernos sido útil, no podríamos reconocer a quién nos ayudó.

En general, la forma de vestir, suele ser  la primera impresión que tenemos de una persona. Miramos a alguien que no conocemos y más allá de sus rasgos físicos nos fijamos en su atuendo. Nos presentan a alguien sólo con el nombre y la forma en que va vestido es la única información que extraemos. Nos sirve para hacer el primer encuadre. Lleva las mangas del jersey anudadas a la altura del pecho, lleva al cuello pañuelo palestino,  chaqueta y corbata,las mangas de la camisa dobladas, etc. Nada más observar esos detalles, catalogaremos a la persona, la consideraremos afín o nos causará rechazo, en algunas ocasiones será la única oportunidad que le daremos. La gran masa,  de la que formamos parte, descalifican a las personas que se dedican a la política a la primera impresión visual. Su perfil externo, les dará seguridad, credibilidad o sensación de caos y desorden. Pocos se pararán a escuchar su discurso y en el caso de gustarles sus planteamientos se verían envueltos en un conflicto interior.

Formamos parte de una sociedad prejuiciada, donde la forma más cómoda de sobrevivir es uniformarse debidamente, en la líneade nuestro grupo de interés. El paso definitivo de pertenencia será soltar en las conversaciones los tópicos comunes y ya tendremos un pie dentro. Como todos conocemos las reglas de este juego, la marginación es opcional, se pasa mucho frío en la exclusión. La forma más ruin de jugar a esto es vivir del uniforme, utilizarlo como opción laboral. Hablamos de meras cáscaras huecas,  pero muy peligrosas porque viven de medrar. La falta de iniciativas la enmascaran de humildad, se conforman con seguir a otros “porque no tienen pretensiones de ocupar cargos”, no porque no tienen ni idea de cómo llevar a cabo un proyecto. Huyen del pragmatismo porque son como loros que sólo saben repetir de memoria la ideología. Son censuradores de la uniformidad ajena, no ven la viga en sus ojos. Viven de halagar a los que están en candelero, son parásitos que no dudan en abandonar a sus huéspedes con una zancadilla cuando la estrella se les apaga.

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