Hubo un tiempo en que viajar no significaba acumular destinos ni capturar selfies. Un tiempo en el que cada desplazamiento implicaba riesgo, asombro y una forma de entender el mundo que rozaba lo espiritual. De esa época habla Cuando viajar era descubrir, el nuevo libro de Fermín Bocos, un homenaje literario a los grandes exploradores de otro siglo, cuando la aventura era todavía sinónimo de transformación.
Bocos entrelaza crónica, ensayo y biografía para dibujar un retrato múltiple de quienes hicieron del viaje no una pausa, sino una forma de vida. A través de personajes como Patrick Leigh Fermor, Annemarie Schwarzenbach o Gertrude Bell, el autor recupera esa figura casi extinta del viajero auténtico: alguien que parte sin certezas, movido por una inquietud íntima que lo empuja a cruzar fronteras exteriores e interiores.
Patrick Leigh Fermor, por ejemplo, emprendió a pie el viaje que lo llevaría desde Londres hasta Estambul con apenas dieciocho años. Más tarde, en un giro de novela, lideraría el secuestro de un general nazi en la isla de Creta. Schwarzenbach, por su parte, rompió todas las convenciones sociales y sexuales de su tiempo mientras recorría Asia Central en un descapotable junto a Ella Maillart. Gertrude Bell, espía y arqueóloga británica, dejó su huella en el trazado político del Oriente Medio moderno, combinando saber, diplomacia y pasión por la cultura árabe.
Más allá de la galería de personajes, Cuando viajar era descubrir propone una reflexión profunda sobre el sentido del desplazamiento. “El viajero, al que en nuestros días no habría que confundir con el turista, es un ser peculiar, por lo general inquieto, aventurero, soñador, curioso, osado y autosuficiente”, escribe Bocos. La frase funciona como eje del libro: un recordatorio de que el viaje auténtico no busca solo el paisaje, sino la transformación del que lo emprende.
Con prosa clara y una mirada culta, Fermín Bocos compone un retablo apasionante de vidas entregadas a la búsqueda, al asombro y al cruce de caminos. Una lectura que, en estos tiempos de algoritmos, reservas exprés y mapas digitales, nos recuerda que viajar fue, alguna vez, descubrir el mundo… y descubrirse a uno mismo.