¿Sabe que el 30 por ciento de los diabéticos en España desconocen padecer esta enfermedad?
Según la
Federación Internacional de Diabetes en nuestro país hay alrededor de 5 millones de diabéticos, alcanzando una prevalencia del 14,8 por ciento, lo que supone un incremento del 42 por ciento en los últimos cinco años, la tasa más elevada de la Unión Europea. Esta frecuente enfermedad ocasiona un inmenso gasto sanitario (13.400 millones de euros), situando España entre los primeros países con mayor presupuesto dedicado a la diabetes.
Diabetes Mellitus
La diabetes, conocida como
diabetes mellitus, es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre son excesivamente altos. El prestigioso médico griego Areteo de Capadocia (siglo II d.C.), conocido por sus importantes aportaciones a la Medicina, utilizó por vez primera la palabra
Diabetes para denominar una enfermedad que causa una excesiva eliminación de orina. La palabra
Mellitus (del latín
mel, miel) la añadió el médico británico Thomas Willis, en el siglo XVII, cuando apreció que la orina de sus pacientes diabéticos tenía un sabor muy dulce, debido a la glucosa (azúcar) que se elimina por el riñón.
La glucosa constituye la principal fuente energética procedente del organismo humano, aunque los alimentos ingeridos aportan su mayor parte. La insulina es la hormona que regula los niveles de azúcar en la sangre, al trasladarla al interior de las células, donde la glucosa es utilizada como energía. Esta esencial hormona es producida por las
células beta de los islotes de Langerhans del páncreas, grupos de islas celulares que contienen diferentes tipos de células endocrinas. Estas células beta producen y almacenan la insulina, reaccionando de forma inmediata ante cualquier aumento de los niveles de azúcar en la sangre. Cuando estas células especializadas no pueden producir insulina en cantidades suficientes o con defectos funcionales, la glucosa va acumulándose en la sangre, no llegando a las células con normalidad. La diabetes suele acompañase de otras anomalías en el metabolismo de los lípidos, proteínas, minerales y electrolitos (sodio, potasio, magnesio, fósforo, cloruro).
Existen varios tipos diabetes.
Diabetes tipo 1: el páncreas no produce insulina o en insuficiente cantidad, debido a que el sistema inmunitario propio ataca las células beta productoras de la hormona por una alteración genética o causada por ciertos factores ambientales, siendo diagnosticada más frecuentemente durante la infancia.
Diabetes tipo 2: la variedad más común, en la que las células beta no funcionan normalmente, produciendo una insulina incapaz de movilizar y eliminar los excesos de glucosa en la sangre. Entre los factores causales de este tipo se encuentran el sedentarismo, sobrepeso u obesidad, además de ciertas influencias genéticas, aún no bien conocidas.
Diabetes gestacional: se desarrolla durante el embarazo, momento en que el páncreas es incapaz de producir suficiente cantidad de insulina para el excesivo acúmulo de glucosa circulando en el sistema circulatorio de la mujer y su futuro descendiente. Las mujeres diabéticas suelen tener recién nacidos con elevado peso (igual o mayor de 4 kg.).
La diabetes no controlada médicamente puede desarrollar ciertas complicaciones graves como la pérdida progresiva de la visión -
retinopatía diabética-, comprometer la función normal de los riñones -
nefropatía diabética- o el riego sanguíneo de las extremidades -
vasculopatía diabética-; sin embargo, son especialmente frecuentes otras complicaciones que afectan al sistema nervioso periférico y autónomo -
neuropatía diabética- o al sistema cardiovascular, tanto al corazón -
enfermedad coronaria e infarto agudo de miocardio- como a las arterias cerebrales -
ictus cerebrovascular-.
Entre los síntomas frecuentes de la diabetes se encuentran la necesidad frecuente de orinar con una emisión excesiva de orina -
poliuria-, incremento de la sed -
polidipsia-, aumento anormal del apetito -
polifagia- y la pérdida de peso sin explicación aparente. Aparte de esta sintomatología clásica, los diabéticos suelen aquejar dolor de cabeza, visión borrosa, entumecimiento y hormigueo de piernas y pies, úlceras que no curan, cansancio y mareos.
Es recomendable realizar chequeos médicos regulares para detectar y tratar la diabetes de forma temprana, además de adoptar una dieta saludable, realizar actividad física con regularidad y mantener el peso corporal adecuado para prevenir esta enfermedad.
Diabetes y corazón
Si bien todas las personas con diabetes tienen una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad cardiovascular (ECV), es más común en la diabetes tipo 2 (DT2), teniendo un riesgo dos a cuatro veces superior que la población sana, por lo que resulta esencial el tratamiento precoz para evitar las serias complicaciones que conlleva esta enfermedad dejada a su evolución natural. Los riesgos relativos son mayores en las mujeres y personas menores 55 años, en especial cuando no prestan atención a los controles de la glucemia. Los cardiólogos recomiendan a todos los diabéticos que vigilen seriamente los factores de riesgo de la ECV, como si hubieran padecido un infarto cardiaco.
El estudio epidemiológico más acreditado del mundo sobre los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, denominado
Estudio Framingham, iniciado en 1948, por el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos - NIH (del inglés,
National Institutes of Health), felizmente continúa en la actualidad, aunque está en proceso de profunda revisión, por esta segunda presidencia de Donald Trump. Este estupendo estudio ha analizado varias generaciones de personas, descubriendo en 1998 que los diabéticos son muy vulnerables a las enfermedades cardíacas. Durante casi 8 décadas, el
Estudio Framingham ha descubierto los factores de riesgo de ECV más importantes, como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo, los niveles altos de colesterol LDL, la fibrilación auricular y los factores genéticos involucrados en las enfermedades del corazón.
https://doi.org/10.1157/13116658
La causa más común de enfermedad cardíaca en los diabéticos, especialmente en aquellos que no siguen estrictamente el tratamiento médico, es el endurecimiento progresivo de las arterias coronarias -
aterosclerosis-, con obstrucción progresiva de la luz arterial en diferentes localizaciones, por lo que las coronarias presentan estenosis múltiples distales, con apariencia “arrosariada”, provocando una disminución significativa del aporte sanguíneo al corazón. Cuando estas placas de ateroma comienzan a romperse, el organismo intenta reparar la rotura inicial acumulando plaquetas, lo que puede llegar a bloquear totalmente el flujo de sangre causando un
infarto de miocardio. Este mismo proceso patológico puede ocurrir en otras arterias del cuerpo, ocasionando una falta de riego sanguíneo al cerebro -
ictus o accidente cerebrovascular-, o en brazos y piernas -
enfermedad vascular periférica-.
Los diabéticos no tratados tienen un mayor riesgo de ECV, incluso llegar a tener una insuficiencia cardíaca, complicación seria en la que el corazón no puede bombear sangre adecuadamente al cuerpo. La afectación significativa de las células del músculo cardiaco -
cardiomiocitos- puede causar una miocardiopatía dilatada, de graves consecuencias para la salud.
https://doi.org/10.1186/s12933-025-02769-7
Razones de la atracción fatal
Cuando las proteínas y grasas se combinan con el azúcar -
glucosa- de la sangre tiene lugar un proceso metabólico denominado
glicación, del que derivan unos compuestos nocivos o productos finales de glicación avanzada, AGE (del inglés,
Advanced Glycation End-products). En términos general, cuando los alimentos son expuestos a altas temperaturas (asar, freír o tostar) tienden a elevar el contenido de estos compuestos, sin embargo, cuando estos alimentos son hervidos o cocidos forman muy pocos AGE. En el cuerpo humano estas AGE se generan fundamentalmente cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados -
hiperglucemia-, también en casos de déficit del riego sanguíneo -
hipoxia o isquemia- y en estados patológicos que producen inflamación de los órganos y tejidos. Los AGE tienen un impacto perjudicial en ciertas enfermedades, como la diabetes, arteriosclerosis o enfermedad renal crónica.
http://dx.doi.org/10.4239/wjd.v12.i4.383
Otro mecanismo por el que la diabetes mellitus aumenta el riesgo de ECV es que ocasiona una modificación patológica de la
lipoproteína de baja densidad (LDL) -colesterol malo- pues la hiperglucemia transforma las moléculas LDL en otras muy pequeñas y densas llamadas VLDL (del inglés,
very low density lipoprotein) que se adhieren con mucha facilidad en la pared interna de las pequeñas arterias coronarias, causando una progresiva obstrucción de las mismas, que puede resultar en un infarto de miocardio. Además, la diabetes no tratada produce una liberación en la sangre de unas moléculas, denominadas
especies reactivas de oxígeno, que son muy dañinas para el corazón y, en general para todo el cuerpo, al ocasionar un aumento del
estrés oxidativo que afecta la salud.
La mejor forma de mitigar esta “
atracción fatal” en la diabetes por el corazón humano es controlar los niveles de azúcar en sangre -
glucemia-, además de seguir estrictamente las prescripciones médicas, en cuanto a la medicación, dieta y hábitos de vida.
Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la dieta para los diabéticos en riesgo cardiovascular debe incluir:
- Frutas y verduras: Incorporar una amplia variedad de estos alimentos frescos.
- Granos integrales: Trigo integral, arroz integral, pasta integral, cebada y avena.
- Proteínas magras: Carnes magras, pollo, pavo, pescado, huevos, nueces, judías, lentejas
- Productos lácteos bajos en grasa: Leche, yogur y queso.
Se recomienda consultar las pautas para diabéticos de la
Fundación Española del Corazón:
https://fundaciondelcorazon.com/nutricion/dieta/1252-dieta-para-la-diabetes.html
Logo del Día Mundial de la Diabetes
Creado en 1991, el
Día Mundial de la Diabetes se convirtió en un evento oficial de las Naciones Unidas en 2006, con la aprobación de la Resolución 61/225. Se celebra el
14 de noviembre, fecha de nacimiento de Sir Frederick Grant Banting, quien descubrió la insulina en 1921. Este médico militar canadiense (Mayor de la
Canadian Army Medical Corps) y profesor de la Universidad de Toronto, recibió el Premio Nobel de Medicina en 1923, a los 32 años, el científico más joven laureado con el Nobel hasta la fecha.
“
La insulina no es una cura, es un tratamiento que mantiene viva a la gente y si queremos prevenir a largo plazo las complicaciones de la diabetes mellitus, necesitamos entender qué está fallando en esta enfermedad”
Sir Frederick Grant Banting. Discurso de recepción del Premio Nobel de Medicina en 1923.
José Manuel Revuelta Soba
Catedrático de Cirugía. Profesor Emérito de la Universidad de Cantabria