Lo que queda del día
Millones de personas no pueden estar equivocadas
La versión española del musical ?Mamma mía!? viaja por Andalucía para presentar su exitoso espectáculo, en el que la entrega del público es un valor añadido que permite sopesar la dimensión popular de su propuesta artística.
Y no diré que no me ha gustado Mamma mía!, aunque sólo sea -que no lo es- por el hecho de reconocer la dedicada, sacrificada y concienzuda entrega de su gran elenco artístico, sobre todo en los días de doble función, pero sí que el valor de palpar el impacto emocional que el espectáculo contagia en la casi totalidad de un teatro hasta los topes merece un enorme respeto hacia los artífices de tan universal aspiración: lograr el reconocimiento casi unánime de cuantos asisten a presenciar un espectáculo de estas dimensiones.
Mamma mía!, por otro lado, no sólo se merece la distinción especial por su capacidad para contentar a millones de espectadores, sino porque se ha convertido en uno de los singulares fenómenos que han devuelto al público a los teatros para presenciar representaciones en directo, fundamentalmente musicales. Que eso lleve a más de uno a considerar que el musical será al siglo XXI lo que la ópera fue al siglo XIX son palabras mayores. Puede serlo desde el plano del fenómeno de masas, pero no desde un punto de vista exclusivamente artístico en el que no tienen cabida muchos de los musicales en cartel en este momento. El musical de éxito de este siglo XXI responde a una fórmula de laboratorio, no a la culminación de una obra de autor, como sí ocurrió a lo largo del siglo XX y, en especial, a partir de las grandes producciones de Broadway, que dieron la medida exacta de lo que debe ser un musical. De esa medida, lo único que comparten es que los protagonistas cantan, lo demás es la conjugación de factores de afinidad, como ocurre en el caso de Mamma mía! con las canciones del grupo sueco ABBA, a las que pertenece la partitura del espectáculo.
La idea, por otro lado, llegó propuesta en primer lugar por el cine y, entre otras cosas, daba respuesta a la esencia misma del musical: ¿por qué dicen los personajes lo que sienten por medio de una canción? Entre otros motivos, porque lo dicen cantando las canciones que forman parte de su vida. Lo hizo Kenneth Brannagh en Trabajos de amor perdidos, lo hizo Woody Allen con Todos dicen I love you, Emilio Martínez Lázaro en El otro lado de la cama, Julie Taymor en Across the universe, y, por supuesto, lo llevó hasta sus máximas consecuencias, con una influencia decisiva en la apuesta por los nuevos musicales, Baz Luhrman con su Moulin Rouge.
En este sentido, la clave de Mamma mía! radica en congregar en torno a una historia una selección de canciones incombustibles, tan pegadizas como populares e inolvidables, que constituyen un tesoro musical colectivo que hoy día comparten diferentes generaciones, desde las que vivieron el fenómeno ABBA en su momento, hasta los que, por oleadas, han terminado por incluir en sus vidas algunas de sus melodías y estribillos. A ello añade un desarrollo argumental ameno, en forma de comedia romántica, que hace explotar progresivamente la receptividad del espectador al ritmo de unas canciones capaces de transformar nuestras sensaciones, de pellizcar nuestra fibra sensible hasta la rendición más agradable.
Entiendo que todo ese buen rollo se desvanece en el segundo acto de la función; incluso la escena final carece de la fuerza apropiada para un musical de estas características, sin olvidar que la historia deja sin responder la pregunta que origina el supuesto conflicto de la joven protagonista. Claro que, para entonces, con todo el elenco haciendo bises de los temas más populares del repertorio, el público termina por ponerse en pie, hacer los coros y reivindicar que ellos y la felicidad de sus rostros tampoco pueden estar equivocados.
MAMMA MÍA!
MUSICAL. MÚSICA COMPUESTA POR BENNY ANDERSSON Y BJÖRN ULVAEUS, CON LA COLABORACIÓN DE STIG ANDERSON. LIBRETO DE CATHERINE JOHNSON (TRADUCCIÓN DE CANCIONES: ALBERT MAS GRIERA/ TRADUCCIÓN DE LIBRETO: JUAN MARTÍNEZ)
dirección: Phyllida Lloyd. director residente: Daniel Anglés.
coreografía: Anthony Van Laast.
director musical: Alfonso Casado Trigo.
reparto: Nina (Donna), Marta Valverde (Tanya), Rita Barber (Rosie), Georgina Llauradó (Sophie), Dani Diges (Sky), Carles Seguí (Bruno), David Castedo (Sam), Nando González (Xavi), Yolanda García (Lisa), José María del Castillo (suplente de Sky), Aarón Cobos (Chili), José Linaje (suplente de Bruno, Javi y Sam), Tommy Alvarez (suplente de Bruno, Javi y Sam), Rafa Higuera (suplente de Bruno, Javi y Sam).
producción de stage entertainment españa.
estreno nacional en 2004. estreno mundial en 2000.
TE RECOMENDAMOS
ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN
Lo más leído
Lo último
Boletín diario gratuito
- Millones de personas no pueden estar equivocadas · Lo que queda del día · Viva Jaén DESCARGAR PERIÓDICO
-
-
Seccionesexpand_more
-
- Hemeroteca
- Quiénes somos
- Contacto
- Publicidad
- Aviso Legal
- Cookies
- Seguridad
- Protección de datos