Su nombre real era Samuel Langhorne Clemens, aunque a fecha de hoy sigue siendo mundialmente conocido como Mark Twain. El pasado 21 de abril se cumplió un siglo desde el momento de su muerte y acaba de desvelarse su última voluntad: la publicación de sus memorias, conservadas con absoluto secretismo durante cien años, que fue el plazo que él mismo estableció para que fuesen publicadas. Llevan por título Hombre de blanco, en alusión al pulcro terno que lucía en sus apariciones públicas, a juego con el color de su pelo, y los conocedores de su vida y obra sospechan que, al margen de una estrategia comercial de la que se beneficiarán sus herederos, ha permanecido oculta tanto tiempo a la espera de que no hubiese supervivientes que pudieran sentirse ofendidos. Decía Twain que era preferible callar y parecer estúpido que hablar y disipar la duda; sus memorias lo han hecho durante un siglo, aunque serán otras dudas las que disipe.