Roja a Morales

El presidente de Bolivia, Evo Morales, siempre ha presumido de buen aficionado al fútbol. En su día organizó un partido -más bien una pachanga- en la cordillera de los Andes para demostrarle a la FIFA que se podía jugar por encima de la altura del nivel del mar que establece el organismo futbolístico. Poco después, cuando Argentina fue a jugar contra la selección boliviana se demostró hasta qué punto influye el tema de la altitud: los de Maradona acabaron goleados y con los albicelestes arrastrándose por el suelo. El caso es que Morales no ha terminado de asumir que las cuestiones del fútbol profesional están reguladas por diferentes organismos; incluso, que el mismo juego sigue unas reglas que hay que respetar, entre ellas no agredir al contrario con un rodillazo en las ingles. Ya se sabe el dicho: el rugby es un deporte de bárbaros jugado por caballeros y el fútbol es un deporte de caballeros jugado por bárbaros.