La convicción de una postal navideña

Publicado: 23/09/2012
A la alcaldesa no le falta razón en sus argumentos, pero más importante que ésta, aunque no todo el mundo se la quiera dar, o no se esté de acuerdo con ella, es la convicción y la seguridad desde la que defiende su plan
pepe Castaño posee una forma de hablar  que me resulta muy agradable y que parece resumir, desde su entonación, desde su acento, su propio ADN, propiciando siempre una cercanía que parte de la certidumbre de lo que te está contando, ya sea su visión de la realidad que palpa a diario en las calles de Jerez, el énfasis con el que celebra todo aquello que considera bueno para su ciudad, las historias que pretende retratar sobre las páginas de un nuevo libro o el empeño que deposita en cada una de las acciones sociales que emprende o en las que se involucra. No soy quién para juzgar a nadie, pero siempre me ha parecido un hombre impecable, y ayer celebré que recibiera una distinción tan solemne, exclusiva y merecida como la de ser nombrado Hijo Predilecto de Jerez en un pleno extraordinario.

Cuando le cedieron la palabra, le pudo la emoción y en ocasiones terminó atropellándose en esa cascada incesante de sensaciones, recuerdos y ausencias con que dio forma a su agradecimiento público. Pero tampoco perdió la oportunidad para hacer un llamamiento en favor de la justicia social y de la solidaridad hacia los más débiles, hacia los que precisan actualmente de las aportaciones de los demás para poder vivir dignamente. Para Castaño ése es, y ha sido siempre, un compromiso innegociable, como ayer quedó de manifiesto en la lectura del expediente que respaldaba su nombramiento.   

La ciudad, mientras tanto, también vive ligada a otros compromisos, los de los que nos gobiernan, y en este momento aguarda a recomponerse después de un agitado verano en el que hemos convertido al Ayuntamiento, una vez más, en el eje sobre el que parece gravitar todo nuestro futuro. En cierto modo, puede ser así, pero no hasta los niveles de trascendencia con que se monopolizan los asuntos que se discuten y deciden en la calle Consistorio. Como bien apunta la alcaldesa de Jerez en la entrevista que publicamos hoy en Información Jerez, “hay que tener en cuenta una cosa, y se lo he dicho muchas veces a los sindicatos, yo no soy solo la alcaldesa de los trabajadores del Ayuntamiento, sino la alcaldesa de 212.000 jerezamos, entre ellos 32.000 desempleados que esperan también un horizonte de vida, y cuando tomo una decisión no puedo estar pensando solo en los trabajadores municipales, sino en el interés general de la ciudad”.

No le falta razón, pero más importante que ésta, aunque no todo el mundo se la quiera dar, aunque no tengamos por qué estar de acuerdo con ella, es la convicción y la seguridad desde la que defiende las medidas adoptadas y los resultados a los que aspira una vez consumado el primero de los ERE previstos, como si fuera un paso por delante de todos los demás, y no como un mero ejercicio de cara a la galería. En este sentido, hay un detalle fundamental: la alcaldesa ha cambiado de registro y de discurso, pero solo el tiempo dirá si condicionada por la amarga travesía de los despidos que ha tenido que dejar a su paso, o porque su seguridad y convicción son consecuencia del plan de tesorería desde el que dibuja un 2013 tan esperanzador que parece una postal navideña por anticipado.

Lo cierto es que desde hace un par de semanas se ha vuelto a hablar de proyectos, de inauguraciones, de convenios, de desconvocatoria de huelgas, de promoción de la ciudad, de gestión municipal..., como si todo hubiese vuelto a la normalidad después de haber superado una terrible resaca. El problema es que el dolor de cabeza permanece y va a continuar, al menos hasta que no termine de despejarse la incertidumbre que supone jugárselo todo a una sola carta, la de la concesión del ciclo integral del agua, que es en la que el Gobierno local basa ahora su principal opción -que es la de todos los jerezanos- para empezar a poner orden dentro del caos generado por la mil millonaria deuda municipal. De lo contrario, si a mediados de octubre seguimos sin noticias de empresas interesadas en Ajemsa, tendremos que cambiar la postal navideña por una de Halloween -“puede ocurrir”, ha reconocido Pelayo, “pero no tengo ese temor”, concluye-.

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