¡Viva la clase media!

Publicado: 30/08/2009
Primero fue Pedro -Pedrito, hasta hace un año- el que asaltó la caja fuerte de la portería del Shaktar para brindarle a la afición blaugrana su quinto trofeo consecutivo. El sábado le tocó el turno a Lass Diarrá: el mediocentro merengue, asumidas sus nuevas funciones con la escolta de Xabi Alonso, recetó un soberbio zapatazo a la familia madridista ante los primeros síntomas de ansiedad en los rostros de la grada. Y ayer fueron Getafe y Málaga los que reivindicaron su humilde estirpe con sendas goleadas, de las que hacen saltar la banca en las apuestas más arriesgadas. Sólo faltó que el Xerez hubiese puntuado en Mallorca para completar un curioso y reinvicativo repóker, el de la clase media del fútbol español, que parece haber auspiciado en el arranque liguero una rebelión en masa contra las chequeras presidenciales de Madrid y Barça. Ni Ibrahimovic, ni Ronaldo, ni Kaká; los titulares del primer fin de semana de competición han sido para los secundarios del fútbol español, Raúl incluido -aunque éste, por galones e historia, sea más bien estrella invitada-.


El fútbol en casa
La guerra del fútbol, la que Mediapro y Sogecable han vuelto a reeditar esta temporada por los derechos televisivos de los partidos, no ha hecho más que empezar, y mal. Es más, tanto el planteamiento de uno como de otro parten de un error de base: el aficionado al fútbol quiere ver los partidos de su equipo, está dispuesto incluso a pagar por ello, pero no por que le ofrezcan partidos que no quiera ver -lo de la liga ecuatoriana y colombiana que ofrece Gol TV ya suena a chiste-. ¿Dónde ha quedado aquella aspiración de Jaume Rores -el de la Sexta- de ofrecer partidos de pago por TDT a un euro el encuentro? A eso, me apunto; a esto, no.

Titulares
Basora fue uno de los delateros del mítico Barcelona de las cinco copas de los años cincuenta. Ayer contaba en El País que entonces eran los periodistas los que creaban mitos y leyendas con sus titulares, ya que los aficionados carecían de otra referencia sobre cada partido. Este mismo año, la prensa deportiva madrileña trataba de forjar -más bien vender- otra de esas leyendas con el debate Messi-Robben: ¿quién es el mejor del mundo? El viernes despedían al holandés con un “Bien vendido”, que traducido resulta qué bien que nos lo hemos quitado de encima.

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