Es el tercer largometraje dirigido por Anna María Bofarull y se presenta en la Sección Oficial, aunque no concursa
Frente a la creencia habitual de quienes sufren las guerras son los hombres, "Sinjar", el tercer largometraje dirigido por Anna María Bofarull, pone el foco en tres mujeres que sufren de distinta manera las consecuencias de la violencia y el conflicto bélico.
Estas tres protagonistas son "una chica joven que padece lo peor en Oriente Medio, pero acaba empoderándose y teniendo la fuerza de coger un arma y defenderse; una esclava encerrada en una casa, a la que solo le importa cuidar de sus hijos, y una mujer en Barcelona con una vida como cualquiera, pero un día desaparece su hijo y descubre un mundo detrás que no podía imaginar", señala Bofarull en una entrevista con EFE.
La directora, que ha presentado este martes "Sinjar" en la sección oficial no competitiva del Festival de Málaga, empezó a pergeñar esta historia cuando en el 2014 supo que "en otra parte del mundo había mujeres secuestradas a las que estaban convirtiendo en esclavas sexuales" y decidió "saber más de ellas".
"Fui al Kurdistán iraquí y estuve en campos de refugiados entrevistando a mujeres que habían estado dos años secuestradas por el Estado Islámico. Se generó un vínculo emocional tan grande que esto fue necesario, porque al final hacer cine acaba siendo algo muy visceral".
De aquellas entrevistas surgieron "mil detalles" con los que construyó las tres tramas de la historia, y algunos le decían "que eran tres películas, pero al final son todas parte de una misma historia, de esa sororidad y esa vivencia entre mujeres que están padeciendo algo que les ha destrozado la vida".
"Quería dar voz a personas de la historia con hache pequeña, que sufren el día a día, más allá de los nombres que aparecen en la Historia oficial", añade.
Además de Barcelona, rodó en Duhok, en el Kurdistán iraquí, a unos doscientos kilómetros de Sinjar, "una zona entre Irak y Siria donde vive la minoría yazidí, a la que pertenecen las mujeres que fueron secuestradas, a las que consideraban como animales a los que podían maltratar".
Junto a Nora Navas encabezan el reparto Halima Ilter, una actriz alemana de raíces kurdas que hizo "un trabajo brutal muy desde dentro", y Eman Eido, que se ha puesto por primera vez delante de una cámara para interpretar a esa joven secuestrada que consigue escapar y acaba convertida en guerrillera.
"Eman Eido fue secuestrada por el Estado Islámico siendo una niña, y son muchos los traumas que están en el pasado de ese personaje. Para ella ha sido una forma casi de terapia y de poder dar voz a tantas amigas suyas y familiares que no han tenido el mismo desenlace", desvela Bofarull.
La directora espera que esta coproducción hispano-estadounidense "llegue a los espectadores y que no se queden indiferentes, que les despierte curiosidad".
"Creo en el cine como arma para mostrar realidades diferentes y que eso nos afecte, y creo en esas películas que te dejan un poso por el que después vuelves a ellas", asegura.
La misma esperanza tiene la actriz Nora Navas, que declara a EFE que desea que "remueva conciencias" esta película que "primero golpea y después se puede empezar a digerir", porque a su juicio "el cine debe ser sanador".
Su personaje es una mujer "que no sabe dónde está su hijo, hasta enterarse de una noticia que para ella es ciencia ficción, y hace lo que sea para estar con él", señala Navas.
"Es un personaje muy complejo, porque tiene muchos momentos en los que le va llegando gota a gota la información de esa realidad", apunta la actriz, que cree que este papel le ha dado "muchas cartas para jugar" y le ha permitido "trabajar el arco del personaje".
Nora Navas se felicita por haber trabajado en esta película con un equipo eminentemente femenino, que ofrece el punto de vista de la mujer y a las órdenes de una directora, y asevera que la proliferación de mujeres cineastas en España "es una realidad y ya no es un titular".
"Ha sido algo que ha ocurrido naturalmente. En las escuelas son muchas más mujeres haciendo guiones y en la parte técnica, y eso hace que en las nuevas hornadas haya prácticamente una paridad, y que podamos hablar de una cotidianidad. El hecho de que haya más mujeres permitirá que haya más papeles femeninos interesantes".