A menos de 50 metros de distancia se encuentra este artefacto, el más alto de Europa, desde cuyas cabinas los turistas pueden ver y grabar el interior de sus viviendas, sus comedores y dormitorios. Según los vecinos, representa un atentado contra la intimidad, “es una invasión de nuestras vidas privadas”, cuenta una vecina, que apunta que estas personas graban las imágenes y las suben a las redes sociales.
Ayer, miércoles, se crisparon más los ánimos después de que el presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, restara importancia a este problema y les tachara de “delicados y exquisitos”.
“No es una cuestión importante ni que tenga mucha relevancia. No creo que cause ninguna molestia. Convivir tiene algunas limitaciones”, zanjó Plata con estas palabras acerca de esta problemática.
Esta opinión dista mucho de la situación que están sufriendo los malagueños de esta zona de la avenida Manuel Agustín Heredia. “Nos han obligado a vivir con las persianas echadas, de sentirnos “encerrados” en una cárcel. Queremos abrir las ventanas con tranquilidad y no sentirnos espiados”.
A estas quejas también se suman el “impacto visual”, la molesta iluminación hasta bien entrada la madrugada y el ruido “espantoso” que emiten los generadores.
“La gente está muy alarmada, porque de vivir en una casa tranquila nos hemos convertido en el mirador de miles de personas”, afirman.
Además de vulnerar “derechos fundamentales”, el vecindario teme por su seguridad. Tienen metido el miedo en el cuerpo con las llamadas tareas de mantenimiento preventivo, que llevan a que todos los días, desde las 7 de la mañana hasta las cuatro de la tarde, un equipo de soldadores “profesionales” lleven a cabo labores de gran envergadura en dicha atracción, como el corte y soldadura de piezas de gran tamaño.
Los residentes están muy preocupados en este sentido, porque “no ven normal” que tengan que realizarse tantas reparaciones a diario y que trabajen “tapados”. “Nos tememos que sea un grave problema en el eje central de la noria, de rotación y de desgaste de piezas”, aseguran aterrados. Por ello, “vamos a solicitar “todos los informes técnicos de autorización”.
Pánico
Este pánico se acentúa más cuando observan que cientos de turistas quieren subirse a la noria por las mañanas y que no pueden porque estos trabajos de mantenimiento se extienden hasta las 16.00 horas.
Por ello, los vecinos de estos bloques del Muelle Heredia están recogiendo firmas y presentarán una queja en los próximos días en el Ayuntamiento de Málaga y en la Autoridad Portuaria -esta última es la responsable de la autorización para su instalación y desmontaje-, en la que exigen el traslado de la noria gigante a un nuevo emplazamiento cuando expire el plazo de la concesión, que tiene un permiso de ocho meses.
“No es de justicia que estemos padeciendo este calvario. Esperamos que sean más comprensibles con este problema y que tengan empatía con lo que nos está sucediendo”, apostillan los residentes de Muelle de Heredia.