Más de un centenar de estafas por un importe superior a los 70.000 euros y cometidas mediante la venta de teléfonos móviles inexistentes en Internet han sido esclarecidas por la Policía en una operación en la que ha sido detenida una mujer de 49 años y han sido identificadas otras dos personas.
Los agentes han localizado a 110 víctimas en toda España, ha informado hoy en un comunicado la Policía, que ha precisado que la detención se ha producido en Madrid y se han realizado registros en esta ciudad y en Ávila.
Las investigaciones se iniciaron el pasado 14 de abril, a raíz de la denuncia presentada ante la Policía Nacional en Málaga en la que un ciudadano manifestaba que había sido víctima de una estafa.
El hombre había visto un anuncio de un móvil en un portal de subastas de Internet y por su compra pagó 359,99, euros pero nunca recibió el terminal.
Tras meses de indagaciones, los agentes identificaron a tres personas que estarían detrás de los hechos denunciados, y las pesquisas condujeron a los policías hasta la sede de operaciones y los domicilios de los investigados, ubicados en Madrid y Ávila.
Pudieron determinar que estas personas habían creado numerosas tiendas por internet en una plataforma de subastas a través de las cuales, y durante un determinado periodo de tiempo, habían realizado numerosas transacciones sin que se generara ningún tipo de incidencia.
Así consiguieron que la plataforma les calificara positivamente, a la vez que generaron mayor confianza entre los usuarios, circunstancia que finalmente aprovecharon para publicar multitud de anuncios de venta de efectos, principalmente teléfonos móviles.
De esta manera, y en el plazo de un mes, consiguieron vender a 110 usuarios en todo el territorio nacional móviles inexistentes por los que pagaron alrededor de 70.000 euros.
Finalmente, cerraron los comercios sin entregar ninguno de los productos a los compradores y sin dejar información sobre su paradero.
Continuando con las pesquisas, los investigadores comprobaron que, para dar salida al capital, los investigados crearon un entramado de cuentas bancarias a través de las cuales movían pequeñas cantidades de dinero y realizaban pequeños reintegros a fin de no levantar sospechas.