Los principales partidos de la oposición de Brasil pidieron hoy formalmente la renuncia del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, por las acusaciones de corrupción que pesan contra él.
La petición, firmada por los líderes en la Cámara baja de los cinco principales partidos opositores a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, defendieron que Cunha deje el cargo "para que pueda ejercer de forma adecuada su derecho constitucional de amplia defensa".
Cunha es un influyente miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fuerza aliada de Rousseff, y está siendo investigado desde hace meses por supuestamente haberse beneficiado de la vasta red de corrupción que se enquistó en la petrolera estatal Petrobras.
A pesar de estas denuncias, la oposición no se había manifestado hasta ahora en contra de Cunha porque el parlamentario, a título personal, rompió relaciones con el Gobierno el pasado julio en medio de las tensas relaciones que Rousseff mantiene con el Congreso y torpedeó varias iniciativas del Ejecutivo.
En las manos de Cunha también se encuentran nueve pedidos de apertura de un juicio político con miras a la destitución de Rousseff, impulsados por la oposición, puesto que él es la autoridad competente para admitirlos a trámite o rechazarlos.
La situación del presidente de la Cámara de Diputados se agravó la semana pasada cuando la Fiscalía suiza transfirió a Brasil una investigación abierta contra él por sospechas de lavado de dinero y corrupción.
Según datos de la Fiscalía suiza, Cunha y sus familiares tenían cuentas ocultas en Suiza que supuestamente sirvieron para recibir pagos de sobornos procedentes de Petrobras.
Varios medios brasileños revelaron hoy que los fondos de esas cuentas sirvieron para costear gastos personales de la esposa de Cunha, Claudia Cruz, que incluyen desde el pago de matrículas en instituciones educativas en el extranjero, el pago de facturas millonarias de tarjetas de crédito y hasta clases de tenis.
La retirada de apoyo de la oposición a Cunha se suma a la petición realizada por un grupo de diputados de izquierdas para que se le investigue por violar el Código de Ética de la Cámara baja, un proceso que podría derivar en su destitución.
Esta petición se fundamenta en que Cunha negó hace dos meses en la sede legislativa que tuviera cuentas en Suiza.
Las sospechas contra Cunha habían sido aireadas por varios empresarios que han sido arrestados por el caso Petrobras y se han acogido a acuerdos de delación y cooperación firmados en el marco del proceso.
Como presidente de la Cámara de Diputados, Cunha tiene el poder para influir sobre las votaciones y decisiones del Parlamento, así como la responsabilidad de aceptar o rechazar peticiones de apertura de juicio político con fines de destitución del jefe de Estado.