El Gobernador de la prefectura japonesa de Okinawa (suroeste del país), Takeshi Onaga, revocó hoy oficialmente la licencia de obras concedida al Ejecutivo central nipón para la construcción de la polémica base militar estadounidense de Futenma.
El permiso fue concedido por el anterior Gobierno de Okinawa para levantar la nueva Futenma en la bahía de Henoko, al norte de la isla principal de la prefectura.
La decisión de Onaga, que se impuso en las elecciones prefecturales de 2014 con la promesa de no permitir la construcción de la base, se produce después de que su Gobierno y el Gabinete nipón no hayan logrado acercar posturas en torno al espinoso asunto de Futenma tras un mes de consultas.
Por su parte, el ministro portavoz del Gobierno central, Yoshihide Suga, dijo hoy en rueda de prensa que el Ejecutivo nipón medita recurrir la decisión en los tribunales ya que no ve los "defectos de tipo legal" en los permisos que ha alegado el Gobierno de Okinawa para su revocación.
"Retirar la licencia es extremadamente lamentable ya que ignora todos los esfuerzos que tanto los representantes de Okinawa como del Gobierno central han realizado para eliminar los riesgos que implica la (actual) base de Futenma", dijo Suga en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Suga añadió que, pese a la revocación y a que todo apunta a una larga batalla judicial entre ambas partes, Tokio tiene previsto dar comienzo a las obras este otoño.
El Ejecutivo nipón acordó en su momento con Washington trasladar las instalaciones a Henoko, una zona menos poblada que donde se encuentra actualmente la base de Futenma, con el fin de reducir su impacto sobre la población local.
Okinawa rechaza el traslado con el argumento de que supone una amenaza para el medio ambiente de la zona y una pesada carga para la población local, y a largo plazo aspira a reducir y terminar con la presencia militar estadounidense en la región.
La actual Futenma, de 480 hectáreas, se ubica en el mismo centro urbano de la localidad de Ginowan (94.000 habitantes), rodeada de viviendas y edificios públicos, lo que durante años ha generado protestas de sus ciudadanos por el ruido y por la posibilidad de que se produzcan accidentes.
Okinawa alberga a más de la mitad de los cerca de 47.000 efectivos que EEUU mantiene en Japón, así como al 74 por ciento de las instalaciones militares estadounidenses en el país asiático.