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El debate sobre el aborto vuelve a Polonia con una campaña para su prohibición

La campaña para la recogida de firmas pidiendo la prohibición del aborto ha reabierto el debate sobre esta cuestión, especialmente después de que la primera ministra, Beata Szydlo, expresara su apoyo a la propuesta, aunque a título personal

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Una iniciativa que busca prohibir el aborto, y que cuenta con las simpatías del Gobierno de Varsovia, ha provocado la movilización de miles de personas para pedir que no se modifique la ley polaca para la interrupción voluntaria del embarazo, de por sí entre las más restrictivas de Europa,

La campaña para la recogida de firmas pidiendo la prohibición del aborto ha reabierto el debate sobre esta cuestión, especialmente después de que la primera ministra, Beata Szydlo, expresara su apoyo a la propuesta, aunque a título personal y sin confirmar que su Gobierno busque un endurecimiento de la legislación vigente.

La asociación provida "Fundacja Pro" continúa su acción en busca de las 100.000 firmas necesarias para llevar la iniciativa al Parlamento, lo que su presidente, Mariusz Dzierzawski, confía en lograr en las próximas semanas.


"Hemos comenzado la recogida hace algunos días en varios puntos del país", señaló a Efe Dzierzawski, quien dijo desconocer el número de personas que hasta ahora se han adherido a su petición.

"Es seguro que lograrán reunirlas. Pondrán mesas de firmas en las puertas de cada parroquia y no les tomará mucho tiempo", explicó la abogada Karolina Wieckiewicz, activista de la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar, una organización de ayuda a mujeres a abortar dentro de los pocos supuestos permitidos.

La referencia al ámbito católico viene al caso, ya que esta institución es una de las más activas a la hora de demandar más restricciones al aborto, la última coincidiendo con la conmemoración de la cristianización de Polonia, cuando los obispos polacos pidieron la plena protección legal de la vida del "nasciturus".

Esta Iglesia sigue teniendo un gran peso en Polonia, donde fue crucial para preservar el sentimiento de identidad nacional durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que su apoyo al sindicato Solidaridad fue determinante para precipitar el fin del régimen comunista.

Karolina Wieckiewicz es una de las miles de personas que en estos días se han manifestado en Varsovia para protestar contra un endurecimiento de la Ley del Aborto, si la iniciativa provida llega al Parlamento, controlado por los nacionalistas-ultraconservadores.

Esta abogada no cree que el hecho de que la gran mayoría de la sociedad polaca se defina como católica signifique que esté a favor de restringir aún más el aborto, y pone como ejemplo el caso de otros países de tradición cristiana, como España.

Sin embargo, el presidente de "Fundacja PRO" sostiene que la mayoría de la ciudadanía sí le respalda y esgrime una encuesta del instituto OBCS del pasado marzo, según la cual un 66% de los polacos cree que "independientemente de las circunstancias, la vida humana debe ser protegida desde la concepción hasta la muerte natural".

Para Wieckiewicz, la formulación de esta pregunta no es clara y se ha sobreinterpretado su respuesta, ya que estar a favor de la protección de la vida humana no quiere decir necesariamente se apoye la prohibición del aborto.

El Gobierno polaco ha evitado pronunciarse, aunque el viceprimer ministro y representante del ala más conservadora del partido gubernamental Ley y Justicia, Jarosaw Gowin, ha reconocido que prohibir el aborto podría llevar a una "rebelión social".

Según ha avanzado su partido, si llega a producirse una votación se daría libertad de voto a sus diputados.

Desde que ganó por mayoría absoluta las elecciones generales del pasado octubre, Ley y Justicia ha iniciado una serie de reformas que le han valido las críticas de EE.UU. y de la UE, que ha abierto una investigación para determinar si en Polonia se respetan los valores democráticos europeos.

Otras voces, como tres exprimeras damas polacas -Anna Komorowska, Jolanta Kwasniewska y Danuta Walesa-, han preferido no esperar a que la cuestión llegue al Parlamento y, en una carta abierta, se han mostrado contrarias a que Polonia modifique su ley del aborto.

Durante el comunismo el aborto era prácticamente libre, mientras que la vigente ley, que data de 1993, permite el aborto en solo tres supuestos: violación, riesgo para la vida de la madre y graves malformaciones del feto.

Aún así, dice Karolina Wieckiewicz, no siempre que se cumplen estos supuestos se llega a practicar la interrupción del embarazo, ya que en ocasiones los médicos se niegan o intentan persuadir a las mujeres de que no aborten.

Los datos oficiales sobre el número de abortos indican que alrededor de 1.000 polacas abortan cada año, aunque la organización de Wieckiewicz cree que la cifra real se sitúa en 150.000 casos.

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