El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva reivindicó hoy su inocencia durante una declaración de cinco horas ante el juez brasileño Sergio Moro y transformó su cita con la Justicia en un acto político en el que adelantó que se prepara para competir por la Presidencia en 2018.
Lula negó ser el propietario de un tríplex en el litoral del estado de Sao Paulo que supuestamente habría sido comprado por la constructora OAS para uso del expresidente y su familia a cambio de favores cuando estaba en el poder.
"No solicité, no recibí, no pagué ningún triplex. No tengo" ningún apartamento en Guarujá, declaró Lula ante el juez federal Sergio Moro, responsable de las investigaciones del gigantesco caso de corrupción alrededor de la petrolera Petrobras.
Según los vídeos de la declaración divulgados por la Justicia, Lula admitió que visitó el tríplex porque la constructora OAS quería vendérselo, pero dijo que nunca tuvo la intención de adquirirlo y que tampoco dio instrucciones para que fuera reformado y adaptado a las necesidades de la familia.
"Lo que sé es que el día que fui, había muchos defectos en el edificio, defectos de escala, en la cocina...", comentó.
Lula prestó declaración durante cinco horas en calidad de imputado en los juzgados federales de Curitiba (sur de Brasil) por haber recibido, supuestamente, sobornos por valor de 3,7 millones de reales (cerca de 1,17 millones de dólares) por parte de la constructora OAS, una de las mayores del país, a cambio de ser beneficiada en contratos con la petrolera estatal Petrobras.
Según la Fiscalía, OAS compró un apartamento tríplex en el municipio balneario de Guarujá, en el estado de Sao Paulo (sureste de Brasil) que sería usado por Lula, hizo reformas en el inmueble y también pagó el almacenamiento de los bienes que el expresidente ganó durante sus ocho años de gestión (2003-2010).
La Fiscalía denunció a Lula por corrupción pasiva y lavado de dinero, junto a otras siete personas, entre ellas su mujer, Marisa Letícia, fallecida el pasado mes de febrero.
Uno de los abogados de Lula, Cristiano Zanin, afirmó al terminar la declaración que "no existen pruebas de culpabilidad" del exmandatario "pero existen innumerables pruebas de su inocencia".
La ciudad de Curitiba se blindó para recibir al expresidente con unos 3.000 agentes, entre ellos 1.700 policías militarizados que establecieron desde la pasada madrugada un perímetro de seguridad alrededor del tribunal ante la presencia de simpatizantes y detractores del líder político.
Lula transformó su cita con la Justicia en un acto político y, al terminar su declaración ante Moro, acudió a una céntrica plaza de Curitiba donde le esperaban más de 10.000 personas para expresarle su apoyo y su solidaridad.
"Estoy vivo y preparándome para volver a ser candidato a la Presidencia de la República", dijo durante un breve discurso en el que insistió en reivindicar su inocencia.
"Estoy con más ganas que nunca (de ser candidato)", insistió Lula, arropado por la expresidenta Dilma Rousseff, su sucesora y ahijada política, destituida por el Congreso hace un año.
"Si la élite no sabe arreglar este país, entonces un metalúrgico con estudios primarios va a hacerlo", agregó.
"Nunca antes en la historia de Brasil alguien fue tan perseguido y masacrado", denunció Lula, quien afirmó que "si un día cometiese un error, no quiero ser juzgado solo por la Justicia, quiero ser juzgado por el pueblo brasileño".
El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), a pesar del escándalo, aparece como el líder más valorado en las encuestas y el mejor posicionado en caso de competir por la Presidencia de Brasil en 2018.
El expresidente podría llegar a ser investigado en otros seis procesos más, según solicitó la Corte Suprema con base en las delaciones de 77 exdirectivos de Odebrecht que se sumaron a un acuerdo de colaboración judicial.