La isla italiana de Ischia, situada a pocos kilómetros de Nápoles y destino turístico en esta época del año, vive un día negro después de que ayer un terremoto de magnitud 4 en la escala Richter destrozara el centro de Casamicciola.
La desesperación y la tristeza se dejan sentir entre los vecinos que hoy se encuentran en las calles de esta localidad del norte de esta isla meridional de Italia, sentados en sillas de jardín en porches improvisados o en sus portales.
Están fuera de sus hogares, bien porque sus casas se han venido abajo o bien porque tienen miedo de que se produzca un nuevo sismo y las estructuras que hayan quedado en pie se derrumben.
Pero rechazan alejarse de la zona y, hasta que los servicios de Protección Civil les digan lo contrario, tienen intención de seguir en esta localidad.
"El terremoto ha sido de 4 grados, pero no ha sido leve. No se puede decir que ha sido leve cuando mi casa está destrozada", explica a Efe Valeria, una joven de 18 años que en el momento del terremoto se encontraba en su habitación con su hermana.
El terremoto es cierto que no fue de una gran magnitud si se compara con otros como el de 6 grados que hace un año devastó localidades como la de Amatrice, en el centro de Italia.
Sin embargo, sí ha provocado cuantiosos daños, especialmente en el centro de Casamicciola.
Valeria cuenta que cuando se produjo el seísmo, a las 20.57 horas locales (18.57 GMT) estaba junto a su hermana con el ordenador y sintió cómo en un par de segundos "todo se movía, la estantería se caía y se apagaba la luz".
"Todo estaba a oscuras, yo me puse a gritar. En ese momento no sabes dónde estás. Después mi hermana me cogió del brazo, me dijo que me levantara y me llevó hasta la puerta principal, donde mi padre intentó abrirla, pero había quedado encajada y de hacer fuerza se hizo daño en un dedo del pie".
Al final, los tres salieron por una puerta trasera y fuera encontraron a su madre, que había salido a hacer un recado.
Casamicciola es la localidad de Ischia que se ha llevado la peor parte, dos mujeres han fallecido y 39 personas resultaron heridas.
Además, algunas casas siguen en pie pero presentan daños en sus fachadas, ventanas con cristales rotos o tejas caídas en el suelo.
Las calles están repletas de cascotes y muchas son las que están sumidas en el silencio y el polvo, después de que casas enteras hayan quedado reducidas a escombros.
Un año después del terremoto que asoló localidades como Amatrice y que causó 299 muertos, Italia vuelve a revivir un episodio similar.
Tras aquel terremoto de agosto del pasado año, se sucedieron varios en el centro de Italia de gran magnitud en octubre y en enero.
"Los terremotos no nos dan tregua", decía una vecina, sin apenas ganas de hablar y que prefería no dar su nombre.
La isla cuenta habitualmente con unos 70.000 habitantes, pero en esta época del año suele acoger a miles de turistas y algunas ocasiones llega a contar con 300.000 personas.
Hoy, los barcos de regreso a Nápoles estaban llenos de turistas, italianos y extranjeros, que renunciaban a sus vacaciones y volvían a la península para evitar seguir un día más en la isla, por miedo a las posibles replicas.
Las taquillas para comprar los billetes estaban llenas de gente, las colas también ocupaban el puerto, donde los barcos esperaban para partir.
Muchos eran los que, después de comprar el pasaje, corrían con sus maletas o los carritos de sus hijos hacia los barcos para no perder el próximo que salía hacia la ciudad napolitana.
Celeste, una mujer de Poligniano al Mare, ha pasado un mes de vacaciones en la isla y aún tenía previsto quedarse algunos días más, pero hoy esperaba en el puerto para coger un barco hacia Nápoles, donde le esperaba su hijo para recogerla.
"Me voy por el miedo", dijo, antes de recordar que lleva "40 años veraneando en Ischia".