Las muertes por la epidemia de ébola que azota el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) superan ya las 1.300, según el ministerio de Sanidad congoleño, mientras que Médicos Sin Fronteras (MSF) aseguró que los casos de la enfermedad "podrían ser muchos más" que los 1.945 oficiales.
El brote de ébola que afecta las provincias de Kivu del Norte e Ituri ha matado ya a 1.302 personas (1.208 muertes confirmadas en laboratorio), en 1.945 casos, según el último informe del ministerio de Sanidad, que contiene datos hasta el 28 de mayo.
Sin embargo, 8 de cada 10 nuevos casos confirmados en las últimas semanas (el 82 %) no fueron identificados como personas que hubieran tenido un contacto anterior con otro enfermo, lo que lleva a pensar a MSF que hay pacientes de los que no se tiene constancia.
"El número real de casos de ébola podría ser mucho más alto que las cifras registradas porque los casos comunitarios no se reportan por la falta de acceso de los equipos de respuesta", explicaron fuentes de este organismo humanitario a Efe.
La mitad de las muertes por la enfermedad se han producido fuera de un centro de tratamiento de ébola, lo que aumenta sobremanera las probabilidades de contagio.
Además, 108 trabajadores sanitarios se han contagiado de la enfermedad, de los cuales 36 han fallecido, según el l ministerio.
Este brote -el más letal de la historia de RDC y el segundo del mundo-, se declaró el pasado 1 de agosto en Kivu del Norte e Ituri, siendo la primera vez que se extendía la enfermedad a una zona de conflicto.
El control de la epidemia se ha visto minado por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la inseguridad en la zona, donde operan más de un centenar de grupos armados y milicias rebeldes.
Además, los ataques a centros de tratamiento se han duplicado en los últimos meses, y un trabajador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue asesinado el pasado 19 de abril.
Los equipos de "entierros dignos", un paso esencial para contener la respuesta, son también foco de ataques por parte de la población.
Esta violencia está llevando, según la información de MSF, a que la población no quiera buscar atención en los centros especializados.
El brote de ébola más devastador a nivel mundial fue declarado en marzo de 2014, con casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea-Conakri, país desde el que se extendió a Sierra Leona y Liberia.
Casi dos años después, en enero de 2016, la OMS proclamó el fin de esa epidemia, en la que murieron 11.300 personas y más de 28.500 fueron contagiadas, cifras que, según esta agencia de la ONU, podrían ser conservadoras.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.