El antiguo alcalde de Londres, de 55 años, hizo una radical y brutal remodelación del Gobierno al retirar a la mayoría de los ministros que estuvieron con May
El primer ministro británico, Boris Johnson, se mantuvo este jueves firme ante un posible "brexit" duro, sin acuerdo, pero dio "certeza absoluta" a los comunitarios que viven en el Reino Unido de que sus derechos estarán garantizados.
El nuevo líder conservador y jefe del Gobierno británico, que asumió ayer el poder, compareció hoy por primera vez ante el Parlamento para desglosar sus prioridades y comunicar que ha dado instrucciones a sus ministros para empezar a preparar al país ante una eventual retirada de la Unión Europea sin consenso.
Johnson, artífice de la victoria del "brexit" en el referéndum de 2016, reiteró que la salida de la UE el próximo 31 de octubre es su principal cometido y expresó su aspiración de convertir al país en "el más grande del mundo" y en "el mejor lugar donde vivir".
A pesar de su firmeza ante el "brexit", el "premier" confió en alcanzar una retirada negociada en el poco tiempo que queda para la desconexión y se comprometió con los comunitarios.
"Quiero repetir de manera inequívoca nuestra garantía (de los derechos) de los 3,2 millones de nacionales de la UE que viven y trabajan entre nosotros. Agradezco vuestra contribución a nuestra sociedad y vuestra paciencia", insistió el primer ministro.
A pesar de los preparativos para un "brexit" duro, Johnson explicó que está dispuesto a reunirse con la UE "cuando sea y donde sea" para negociar los próximos pasos y confió en que los contactos puedan desarrollarse "de buena fe" y con espíritu de "amistad".
"Preferiría que nos marchásemos de la UE con un acuerdo, quisiera mucho eso, creo que es posible, incluso en esta etapa tardía. Voy a trabajar sin descanso para que eso suceda", insistió Johnson en la última sesión parlamentaria antes del receso de verano.
Desde el otro lado de la cámara, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, tildó a Johnson del "Trump del Reino Unido", en alusión al presidente de Estados Unidos, y dijo que el país necesita "competencia" y no "fanfarronadas".
Corbyn le pidió que someta a votación en un plebiscito cualquier pacto del "brexit" que negocie con Bruselas, en cuyo caso los laboristas respaldarían la permanencia en la UE.
Para estas negociaciones con Bruselas, Johnson avisó de que debe suprimir la cláusula irlandesa, que considera inaceptable y que ha sido el escollo de las conversaciones en los últimos tres años.
Esa salvaguarda de seguridad tiene como objetivo evitar una frontera física entre las dos Irlandas después del "brexit", manteniendo a la provincia británica de Irlanda del Norte alineada con ciertas normas del mercado único y la unión aduanera, mientras que el resto del Reino Unido quedaría fuera de esos espacios económicos.
Ese arreglo podría retrasarse demasiado mientras negocian ambas partes y los unionistas pro-británicos de Irlanda del Norte temen que la región quede aislada indefinidamente.
"Ciertas cosas necesitan quedar claras. El acuerdo de retirada negociado por mi predecesora (Theresa May) ha sido rechazado tres veces por esta cámara. Sus términos son inaceptables para este Parlamento y este país", dijo Johnson.
"Ningún país que valore su independencia -opinó- y, ciertamente, que se respete a sí mismo, puede acordar un tratado que ceda nuestra independencia económica".
El exministro de Exteriores y dos veces alcalde de Londres, de 55 años, llevó a cabo ayer una radical remodelación del Gobierno al designar en su gran mayoría a ministros partidarios del "brexit".
Más de 15 miembros del Gobierno de May dimitieron o fueron sustituidos por Johnson, quien venció a Jeremy Hunt -extitular de Exteriores- en las elecciones internas del Partido Conservador para hacerse con el liderazgo de la formación y el cargo de primer ministro.
Al asumir ayer el poder, tras ser investido por la reina Isabel II en el palacio de Buckingham, Johnson prometió negociar "un nuevo" acuerdo con la UE que garantice la salida de este país del bloque y excluya la "antidemocrática" cláusula irlandesa.