Javier Barrero, secretario primero de la Mesa del Congreso, no estaba en su escaño, y el portavoz socialista se percató de ello justo cuando el presidente de la Cámara, José Bono, se disponía a iniciar la votación de las enmiendas a la reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca).
“¡Falta Barrero!”, se escuchó claramente en el hemiciclo, mientras corría un rumor por los escaños y José Antonio Alonso se dirigía hacia la tribuna presidencial para hablar con Bono.
Se pudo ver al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sonreír desde su puesto en el banco azul mientras cruzaba miradas con la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y se detectaba nerviosismo en la bancada socialista.
La ausencia de Barrero, único socialista que faltaba en el hemiciclo, dejaba a su grupo con 168 diputados.
Por ser ley orgánica, la Lofca precisaba de mayoría absoluta para salir adelante, así que Alonso sólo podía contar con 176 votos justos gracias al apoyo de ERC (tres escaños), ICV (uno), Coalición Canaria (dos escaños) y los diputados navarros Carlos Salvador (UPN) y Uxue Barkos (Na Bai).
Fueron once votaciones, y Javier Barrero, cuyo despacho está muy cerca del salón de plenos, en la primera planta del Palacio de las Cortes, no llegó hasta una de las últimas, cuando el grupo socialista ya sabía que, si conseguían aprobar la nueva Lofca, iba a ser por la mínima.
Así ocurrió: 176 puntitos verdes en el panel de votaciones que fueron celebrados con aplausos entusiastas por los socialistas, muchas sonrisas y grandes muestras de alivio.