Hace ahora un año Luis Francisco Esplá dictó una cátedra en la sede “Antonio Machado” de Baeza. Hablando, no toreando. Y a la vuelta de un año de entonces ha vuelto a estar espléndido teorizando sobre el asunto al que él dedicó una vida entera y por lo cual se le conoce. Por ser torero.

En Baeza al llegar estas fechas de nuevo – y ya van cuatro ediciones- codirige al alimón con Lope Morales un curso de verano de los muchos que se ofertan en aquella sede de la UNIA. Un curso donde la tauromaquia es eje central, pero abordada desde diferentes perspectivas y todo ello envuelto en un ambiente intelectual que allí encuentra el marco perfecto. Porque el Palacio de Jabalquinto, con sus jardines y su patio renacentista, le da empaque a la cita que allí nos congrega.

Quienes sentencian que a la tauromaquia le quedan minutos de vida no se creerán que este curso ha sido el que mayor número de alumnos matriculados ha registrado de todas las sede de la UNIA este verano. Pero es que ha sido así.

De todas partes de España y Francia llegaron a Baeza personas con interés por profundizar en las raíces de la tauromaquia, entendiéndola como un rito. Y así quedó de manifiesto oyendo al periodista Rubén Amón durante la mañana del viernes. Periodista plural, curtido en corresponsalías extranjeras, también en enfrentamientos bélicos, analista político y ensayista, que tiene precisamente en su afición a los toros uno de los motores de su vida.

Él compartió un mano a mano junto a Juan del Val, hoy novelista de moda y personaje televisivo omnipresente, pero antaño redactor del programa Tendido Cero de TVE y Clarín de RNE. Ambos dejaron absortos al auditorio durante dos horas hablando de toros sin complejos.

Y junto a sus intervenciones no hay que dejar atrás a las tres profesoras de las Universidades de Sevilla, Murcia y Jaén que abordaron la tauromaquia desde  prismas diversos y en el propio ámbito académico. Fue todo un descubrimiento oír a Marta Torres, de la UJA, desgranar el origen del léxico taurino, su pervivencia en el tiempo y cómo desde la RAE se recoge la forma de hablar del mundo de los toros. Porque el lenguaje y la comunicación fueron los ejes sobre los cuales este curso se ha desarrollado, en el que el toreo a través de la palabra brilló tanto como los alamares de los trajes de luces de Justo Algaba que complementaron en una preciosa exposición dos días inolvidables.