¿Qué sería? ¿Han venido los “bienablaos” a edificarla. ¿Qué es Sevilla con todo lo malo y todo lo bueno que pueda tener? Desde luego no es como otras, obra del centralismo al que no debe absolutamente nada, al contrario, es bien demostrable. ¿Tiene cuestiones negativas? ¿Cual no? Cual no, según para quien. A la mayoría de los seguidores del Sevilla no les gusta el Betis. Y más o menos al revés. Los hermanos de la Macarena discuten con los de Triana, pero no es malo discutir. Es malo pelear. Y en el cómputo de las ciudades, esta no es de las más violentas. A pesar del abandono por las autoridades exteriores e interiores.
Hay quien distinguió entre “sevillano” e “hispalense” y otorgó a esta el sambenito de rancia. Pero ¿tanta gente rancia hay en Sevilla? ¿Nadie le gana? Será consecuencia de la dicotomía, será que el sevillano es el más crítico consigo mismo y también el más complaciente. Porque las varias Sevilla, como los Mandamientos, se encierran en dos. Es dual, quizá la más dicotómica del mundo. Quizá. ¿El ombliguismo? Hay que reconocerlo: nadie tiene un ombligo como el nuestro, que más quisieran. Los dos lados, las dos formas de Sevilla no son irreconciliables porque en realidad no son antagónicas, tan amigas como dos aficionados de distinto equipo, dos nazarenos de distinta hermandad o un miembro del círculo más selectivo y un trabajador por cuenta ajena.
Que haya poetas amargados no debería hacernos mella, algunos también son dicotómicos. Sevilla es alegre y seria, simpática y malage, acogedora y distante, pero las hay peores sin ser tan duales y sin que eso nos sirva de consuelo. Porque la peor de las dualidades es la de pueblo-concejo, en general amante de su ciudad el primero, despreocupado y amigo de las soluciones más negativas para la ciudad el segundo. Si no, esta ciudad no habría perdido ya un alto porcentaje de su fisonomía y tantos habitantes. Al sevillano sólo le falta estar atento para detener las iniciativas destructivas o derrochadoras de sus munícipes como por ejemplo el tranvía, para ahorrar la inversión en el metro a autoridades superiores.