Bruno García es un tipo moderado en política, que mira a izquierda y derecha, pero que está convencido de que lo verdaderamente importante, al margen del tinte ideológico de las decisiones, es tener a Cádiz en el centro. Durante la entrevista concedida a VIVA CÁDIZ, publicada este lunes, con motivo de los dos primeros años del mandato, el alcalde insiste en el perfil social de su gestión. Saca pecho por el nuevo contrato del servicio de Ayuda a Domicilio, y recuerda que el anterior equipo de Gobierno, con José María González, Kichi, al frente, no fue capaz de sacarlo. Efectivamente, la licitación quedó desierta. El primer edil reitera, además, que no ofrecía incremento por el precio de la hora de trabajo. Sin embargo, ahora se han alcanzado los 20,5 euros, frente a los 15,61 fijados con anterioridad. Para Bruno García, esta es una muestra de que “el PP ha demostrado que sí se puede”, en alusión al eslogan de los partidos de izquierda originados y crecidos al calor del 15M, “y lo está haciendo”. No solo eso. El Ayuntamiento, remarca, tiene en agenda la atención a las personas sin hogar, que contarán en los próximos meses con hasta 80 plazas, número notablemente superior a la fecha en la que asumió el cargo.
El PP también ha incorporado a su programa una gran parte del discurso contra la turistificación. Las modificaciones puntuales del PGOU para prohibir la concesión de licencias de pisos turísticos, blindar el suelo residencial frente a hoteles y apartamentos turísticos y el fomento de transformación de locales comerciales y oficinas en hogares han servido para mostrar firmeza (pese a que sea opinable si los remedios llegan tarde o son suficientes) ante un problema que imposibilita a los jóvenes la emancipación, crea auténticos dramas en familias cuyos recursos no alcanzan para el alquiler y espolean la despoblación.
Al mismo tiempo, hace guiños a su electorado en esta materia, defendiendo “diversidad” en cuanto a las opciones de acceso a las viviendas. La prioridad, dice, es el alquiler social, pero subraya que también hay gaditanos que quieren comprar un inmueble y las administraciones deben facilitarlo.
Hasta ahora, ha eludido con éxito las polémicas en torno a cuestiones como la Memoria Histórica (aunque tendrá que posicionarse en algún momento con el nombre del estadio), mantiene, si no refuerza, políticas de igualdad (basta con ver el gasto para el Orgullo) y muestra lealtad institucional con el Gobierno de España.
El alcalde, en cualquier caso, carga las tintas en la gestión. Joven todavía, acumula suficiente experiencia como concejal con Teófila Martínez y parlamentario con Juanma Moreno para saber que se la juega haciendo ostensible un cambio en la ciudad. En el capítulo de inversiones, Bruno García enumera proyectos que, antes de 2027, estarán en marcha, Valcárcel y Portillo, la Ciudad de la Justicia, o las promociones de viviendas de Puntales y Cerro del Moro, y los que van avanzando, como Avenida de Astilleros y Puertas de Tierra. Falta desatascar el hospital. Pero con solvencia económica en las arcas municipales, espera poder presentarse (porque se presentará) a la reelección con el mayor número de problemas y necesidades de la ciudad tachados de listas manuscritas que revisa una y otra vez porque esas no son de derechas ni izquierdas.
