El acusado de asesinar en 2016 al hombre cuyo cuerpo sin vida apareció en el maletero de su coche abandonado en un aparcamiento de Huelva ha negado, en la primera sesión del juicio que se sigue contra él en la Audiencia Provincial de Granada, que fuera él quien lo mató, pues para él "era como un hermano" y no ha "tenido una pistola" en su "vida".
Este hombre, para el que la Fiscalía ha pedido 18 de prisión, se sienta en el banquillo junto con otros dos amigos que supuestamente encubrieron el crimen, por lo que el ministerio público les pide tres años de cárcel, en un juicio con jurado popular, que está señalado hasta el próximo 17 de octubre por la Sección Segunda de la Audiencia.
Según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, la víctima y el presunto asesino era amigos desde la infancia y mantenían además una relación comercial por el cultivo de una plantación de marihuana que tenían en una nave en el polígono industrial Los Álamos de Atarfe (Granada).
No obstante, su amistad se fue transformando en "rencillas y animadversión" por desacuerdos sobre el reparto de los beneficios que la víctima, socio capitalista en el negocio, había impuesto al acusado, según el fiscal, para quien ambos se habían citado en la nave el día del crimen, el 6 de abril de 2016, y el acusado aprovechó que su socio viajaba solo para esperarle dentro y acecharle con la intención de acabar con su vida.
En su declaración ante el tribunal, el acusado lo ha negado, y ha indicado que el citado negocio era "exclusivamente" del fallecido pues él se desvinculó del mismo --planteado inicialmente, ha dicho, para la colocación de placas de pladur-- cuando "empezó a hacer otras cosas". Ha agregado que él no quería "saber nada de la marihuana", y que su amistad "no se deterioró nunca".
Ha afirmado que desconoce si a este hombre "lo mataron" en la nave pero que él ni lo sabe ni lo ha visto, porque no ha "presenciado nada", a la par que ha señalado que era "impensable" que él pudiera planear quitarle la vida. Ha incidido en que dio "la cara" por él a raíz de un tiroteo en el que "lo iban a matar" en Cataluña, de donde venía el fallecido.
Tanto su defensa como las de los otros dos acusados por supuesto encubrimiento han pedido la libre absolución y han pedido a los miembros del jurado popular que tengan en cuenta principios como la presunción de inocencia y el 'in dubio pro reo' (en caso de duda, ir a favor del procesado), en un caso en el que han mantenido que no hay ni prueba de cargo ni indiciarias, y, entre otras cuestiones, no se halló el arma.
Conforme al relato de los hechos del fiscal, al supuestamente asesinado, "sin darle la más mínima ocasión de defenderse, lo recibió poniéndole una bolsa de plástico en la cabeza y golpeándole en la cabeza con el martillo de un revólver del calibre 38".
El agredido, "aturdido y semiinconsciente, consiguió pasar hasta la sala almacén, contigua a la entrada" y allí el acusado le habría dado varios disparos, al menos seis, en la cabeza y el cuerpo, hasta que cayó mortalmente herido en el suelo de hormigón de la nave, donde quedaría tendido en un gran chaco de sangre" para luego fallecer.
Sobre las 16,00 horas, según el fiscal, el presunto asesino comentó lo ocurrido con sus dos principales amigos y socios en el negocio de la marihuana y les "solicitó su colaboración para hacer todo lo necesario para eliminar los vestigios" del crimen.
El principal acusado ha indicado ante el tribunal que el trabajo de picado del suelo que supuestamente les habría encargado para ello estaba hecho desde el pasado mes de marzo, y que, más adelante quizá picaron "algo más", con un martillo compresor que no ha precisado si era suyo o de su amigo.
RASTROS DE SANGRE
Ese día estuvo en el lugar de los hechos porque fue a pagar el alquiler de la nave, cuyo contrato de arrendamiento estaba a su nombre, al dueño, y, por la tarde, viendo el fútbol con uno de los dos supuestos encubridores.
A preguntas de su defensa, ha precisado que el trabajo con pladur producía heridas a todos los que trabajaban allí, incluyendo a su supuesta víctima. Además, las estanterías que aparecieron con sangre las había traído su amigo desde Barcelona.
No han sido identificadas las personas que trasladaron el cadáver hasta Huelva simulando, según el fiscal, "un viaje de regreso de la víctima a su domicilio en su coche, que fue abandonado", en la calle Granada de Río Tinto.
Después de que los vecinos denunciaran el fuerte olor que provenía del coche, que no reconocían como habitual en la zona, agentes de la Policía descubrieron el cadáver del hombre en el maletero.
La acusación particular, que representa a la madre de la víctima, eleva su petición de pena al principal acusado a 25 años de prisión por supuesto asesinato, y le suma dos por tenencia ilícita de armas. Es lo mismo que solicita para uno de los dos a los que la Fiscalía acusa solo por encubrimiento. Para el tercero, pide tres años por la presunta comisión de este último delito.