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?Balada feliz? por el doblete de Álex de la Iglesia en la Mostra

Balada triste de trompeta tuvo final feliz en la Mostra de Venecia, donde el jurado presidido por Quentin Tarantino otorgó a la cinta de Álex de la Iglesia los premios al guión y a la dirección en un palmarés en el que reinó Sofia Coppola con el León de Oro por Somewhere.

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Balada triste de trompeta tuvo final feliz en la Mostra de Venecia, donde el jurado presidido por Quentin Tarantino otorgó a la cinta de Álex de la Iglesia los premios al guión y a la dirección en un palmarés en el que reinó Sofia Coppola con el León de Oro por Somewhere.

El realizador vasco rozó con los dedos el sueño de un primer León de Oro para la cinematografía española, pero venció los pronósticos de una prensa fría ante su caótica y abigarrada película, “la mejor” de su carrera, según él mismo.


Aunque se traslucía la decepción en su discurso de agradecimiento por la Osella al mejor guión, Álex de la Iglesia se creció al oír su nombre por segunda vez como merecedor del León de Plata a la mejor dirección: se arrodilló ante el presidente del jurado y gritó: “Grazie, Tarantino”.

El director de El día de la bestia dejaba así constancia de la influencia que un realizador con “la misma vocación por el entretenimiento, sin preocuparse por las consecuencias”, había ejercido sobre el resultado oficial, ya que tras la proyección de la película habían sido muy comentadas las carcajadas del director de Pulp Fiction.

Balada triste de trompeta es, sin embargo, el reverso oscuro del humor típico del director, a través del cruento
enfrentamiento de dos payasos por una misma mujer, mientras se recorre la Historia de España desde la Guerra Civil hasta el principio de la Democracia.

Pero tras la lectura del palmarés, ni rastro de amargura en De la Iglesia, también presidente de la Academia de Cine. “Estos días en Venecia han sido lo más felices de mi vida”, aseguró en el escenario del Palazzo del Cinema.

Y con este doble reconocimiento, esta cinta se suma al escaso cuadro de honor español en el Festival de Venecia, al que pertenecen Mar adentro -premio especial y Copa Volpi para Javier Bardem-, Jamón, Jamón -León de Plata al mejor director para Bigas Luna- y Mujeres al borde de un ataque de nervios y La teta y la luna, ambas reconocidas por su guión.

Luis Buñuel, que ganó el León de Oro por Belle de Jour, lo sumó a las vitrinas francesas.

Son seis, en cambio, los Leones de Oro que acumulan las producciones netamente estadounidenses. La última en llegar fue Sofía Coppola, que había encendido la Mostra en un día de lluvia con Somewhere, su dúctil retrato de la nada que asuela la vida materialmente llena de una estrella de Hollywood.

Con el morbo por el hecho de que la pequeña de los Coppola había sido pareja de Tarantino, el presidente del jurado oficial hizo mucho énfasis en el hecho de que este premio había sido decidido de una manera “unánime”.

La otra gran ganadora de la noche fue Essential Killing, el brutal retrato de supervivencia filmado por el polaco Jerzy Skolimowski en el que se deja la piel Vincent Gallo interpretando a un talibán que no pronuncia palabra pero mata a todo quien se cruza en su camino.

El filme recibió el premio especial del jurado y la Copa Volpi al mejor actor, aunque Gallo mantuvo su política de absentismo. “Donde quiera que estés, eres muy bueno”, dijo Skolimowski a su particular “muso”.

La que parecía una categoría sentenciada, la de la Copa Volpi a la mejor actriz, que sólo podía tener nombre de Natalie Portman o Catherine Deneuve, fue la gran sorpresa al reconocer a una debutante, la francogriega Ariane Labed, por interpretar a una adolescente que no conoce las emociones en la inquietante Attenberg.

El jurado otorgó además el León de Oro especial a la carrera del realizador estadounidense Monte Hellman, quien produjo las primeras películas de Tarantino.

El palmarés oficial se completó con la Osella a la mejor fotografía para Mikhail Krichman, de la película rusa Ovsyanki (Silent Souls) y con el premio Marcello Mastroianni a la actriz emergente para Mila Kunis por su interpretación en Black Swan, de Darren Aronofsky.

Y, como siempre, hubo ausencias notables en el palmarés: ni Venus Noire, de Abdellatiff Kechiche, ni la cinta chilena Post Mortem, de Pablo Larraín.

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