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Quien a buen árbol se arrima...

Cancelar por costumbre

En la última reunión de programación de acciones y proyectos que mantuvimos en la asociación Nueva Acrópolis, uno de los miembros más jóvenes proponía ocuparse

Publicado: 28/07/2020 ·
21:50
· Actualizado: 28/07/2020 · 21:50
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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En la última reunión de programación de acciones y proyectos que mantuvimos en la asociación Nueva Acrópolis, uno de los miembros más jóvenes proponía ocuparse de organizar una tertulia sobre la costumbre de la cancelación, muy extendida entre la juventud. El tema me sorprendió un poco, nuevamente constaté la perspicacia de mis compañeros más jóvenes y me dio para reflexionar sobre este fenómeno de la cancelación.

Y he acabado reconociendo actitudes, hechos y formas de entender la vida dentro de esta mentalidad. De las cuatro acepciones que recoge la Real Academia Española para el verbo cancelar, la tercera es la que más se ajusta al tema que nos ocupa, a saber “borrar de la memoria, abolir o derogar algo”.

Al reflexionar sobre la presencia de esta costumbre de cancelar he observado diferentes momentos en que se lleva a cabo: una relación amorosa que se cancela porque va a pasar por una fase de dificultades, gente bloqueada en las redes sociales por sus opiniones o vínculos de personas con criterios o intereses diferentes que igualmente se cancelan.

La opción de cancelar encierra una posibilidad positiva de poder evitar que algo no deseado o deseable tenga lugar, y en este sentido, la cancelación es hija de la libertad y el discernimiento. Pero cancelar ofrece otra cara que no es tan favorable a mi modo de ver, que tiene que ver con la intolerancia y la intransigencia, cuando no se admite la discrepancia, o con la debilidad y falta de valor, cuando se prefiere dar punto y final a algo positivo por no afrontar situaciones difíciles.

Ignoro cual va a ser el planteamiento que introducirá en la tertulia mi joven compañero, pero mi reflexión sobre la acción y efecto de cancelar me lleva a cierta prevención sobre la cancelación como actitud vital, especialmente en la realidad a la que estamos desembocando.

La situación insólita que estamos viviendo con la pandemia del “bicho”, nunca antes producida en la historia de la Humanidad, nos va a llevar a realidades no previstas, lo cual va requerir de nosotros una buena capacidad de adaptación. Bienvenida sea entonces la posibilidad de cortar ataduras con todo aquello que, no siendo esencial, pueda suponer un lastre. Pero que esta capacidad de cancelar no nos impida aprovechar otras experiencias, otros puntos de vista, que nos pueden enriquecer. Que la cultura de la cancelación no nos conduzca a evitar las dificultades que se crucen ante lo válido, porque en la superación de la adversidad está la clave de la nueva normalidad.

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