Se respira verano, la playa se llena de gente, el balonmano le da el color que tanto añorábamos tras un año de reclusión y prevención. Las terrazas del paseo marítimo se llenan de gente que ríen mientras beben una copa mirando al horizonte de nuestras playas, la vida del sueño parece volver a modelarse en realidad, tras el castigo de la pesadilla al que nos sometió una pandemia de origen desconocido y que aún sigue ansiosa de arrebatar la mucha o poca vitalidad que tenga el ser humano. Es necesario mantener la alerta, la caída de los contagios y el buen tiempo no puede hacernos olvidar de lo que hemos vivido o de no ser consciente de la realidad, seguimos estando en riesgo no hemos vencido a esta enfermedad, y mañana puede volver asomar en nuestras casas o en la de familiares y amigos.
No sé qué opinarán ahora los negacionistas, pero es indudable que la proliferación de la vacuna ha relajado la presión a la que se vieron sometidos los centros sanitarios de este país. No sé si esas vacunas llevaban chip o no para controlarnos, pero en caso de que tuviesen razón, van a necesitar muchos ordenadores y tecnología para poder hacerlo dada la cantidad de vacunas diferentes que se han puesto en el mercado y las personas que se han vacunado. Voy a imaginar por un momento que fuese cierto y que hubiese una serie de personas que desde un ordenador central nos controlan y vigilan después de vacunarnos. Sería interesante ver el aumento del gasto en papel higiénico debido a los efectos secundarios del miedo por la vacuna, porque hay que reconocer que la sugestión ante lo desconocido hace auténticos milagros, el otro día me encontré un amigo que acababa de salir de ponerse la primera dosis de Pfizer y ya decía que se encontraba cansado ni media hora tardó en hacerle “efecto”.
Es interesante comprobar la reacción que le han hecho a nuestros políticos, por ejemplo, a Pedro Sánchez parece que le ha dado por perdonar a todos los catalanes independentistas, a Pablo Casado le ha dado por esconderse de la gente de Vox, a Ciudadanos por desaparecer o cambiar de chaqueta y a Podemos por ir a la peluquería y cambiar la imagen. Los de Vox, no creo ni que se vacunen, hasta el virus se asustan cuando los escucha.
Lo cierto es que necesitábamos que el verano volviese a nuestras casas tanto como que la selección le marcase una goleada a Eslovaquia, posiblemente este chaparrón de goles también haya sido fruto de la reacción que les ha supuesto a nuestros jugadores las vacunas que se pusieron antes de comenzar el campeonato de Europa. Al fin y al cabo, el verano es el momento de soltar presión y disfrutar, disfrutar, disfrutar, disfrutar, disfrutar…. Disculpen la reiteración, pero es que yo también me he vacunado, vacunado, vacunado, vacunado y todos nos afecta de una manera, manera, manera, manera u otra, otra, otra, otra.