Las hermandades de la localidad custodian un patrimonio histórico y cultural de un valor incalculable que enaltece su función social para la preservación de esta tradición. Por ello, existe un apartado de gran importancia en el seno de las hermandades: el archivo histórico. Este grupo lucha por la conservación del legado documental e histórico como es el caso de la Hermandad de la Vera-Cruz que vive momentos boyantes en la consecución de grandes hitos que le dotan de una mayor antigüedad. Uno de los principales investigadores es José Joaquín Arévalo Alonso.
¿Por qué un Archivo Histórico en una Hermandad como Veracruz?
Por varias razones. En primer lugar porque en el año 2013, un grupo de hermanos observábamos con tristeza el progresivo deterioro que estaba sufriendo una ingente cantidad de documentos que, si no los rescatábamos, estaban destinados a olvidarse en archivadores o, peor aún, deteriorarse definitivamente. Así que nos propusimos en un principio iniciar el proceso de limpieza, digitalización y catalogación de los mismos. Empezamos con los documentos más relevantes pero una vez metidos de lleno decidimos ampliar el proyecto y pudimos digitalizar toda la vida de la Cofradía desde que iniciara su segunda etapa de esplendor a partir de 1939.
La segunda razón es porque siendo sabedores de la rica y antiquísima historia que tiene Veracruz, no se había hecho justicia histórica con la entidad, faltando muchas épocas en las que no sabíamos nada o se advertían imprecisiones, por lo que era urgente rescatarla y divulgar científicamente la vida de una entidad que nace en la Edad Media.
Y por último, porque el archivo histórico no es solo un depósito de papeles viejos, sino el corazón documental de la Hermandad, un elemento esencial para su identidad, su memoria, su gestión y su proyección hacia el futuro. Su cuidado y valorización son una responsabilidad fundamental para asegurar la pervivencia de un legado riquísimo para toda la población.
¿Cuáles son los objetivos o funciones principales del Archivo Histórico de su Hermandad y qué beneficios reporta a la misma?
Yo destacaría, entre otros, cuatro objetivos fundamentales. Primeramente, el Archivo preserva la memoria colectiva de la Hermandad. Contiene actas de cabildos, libros de cuentas, estatutos, nóminas de hermanos, correspondencia, fotografías, contratos y otros documentos que narran la evolución de la Corporación a lo largo del tiempo. Estos registros permiten conocer a las personas que la formaron, las decisiones que se tomaron, los cultos que se celebraron, las obras de caridad que se realizaron y los momentos significativos que han marcado nuestra historia.
En segundo lugar, es una fuente maravillosa para la investigación y el conocimiento porque permite a los propios hermanos, a historiadores y a estudiosos profundizar en las raíces de la hermandad, comprender sus particularidades, analizar su impacto social y religioso, y contextualizar su papel dentro de la Semana Santa y de la vida de la comunidad y de la ciudad.
En tercer lugar, fortalece el sentido de pertenencia e identidad de los hermanos ya que al conocer la historia de su Hermandad, los hermanos desarrollamos un vínculo más profundo con la institución y con sus tradiciones. Y, por último, facilita y agiliza la gestión administrativa y la toma de decisiones al permitir acceder rápidamente a información relevante sobre estatutos, acuerdos, patrimonio y otros aspectos cruciales para el funcionamiento diario de la Corporación.
Todo este trabajo requiere de mucha dedicación y suponemos de mucho personal, ¿quiénes conformáis el Equipo de Archivo?
Como os he comentado, este proyecto comienza de manera residual en 2013, fecha en la que ya empezamos a hablar en San Roque del importante material que teníamos y, sobre todo, del que podía existir en archivos y/o bibliotecas. Sin embargo, cuando esta misión coge verdadero cuerpo es a partir de 2016. Finalizamos una primera fase en 2018 y fue entonces cuando presentamos el proyecto de Archivo Histórico a la Junta de Gobierno, solicitando además como requisito fundamental para que esto perdurase en el tiempo que fuese el mismísimo Cabildo de Hermanos quien nos ratificase, previa exposición al mismo de un reglamento de régimen interno para su uso.
Una vez dado los pasos previos, nos pusimos a trabajar dos archiveros y dos colaboradores (Miguel Ángel Benítez, Francisco Bonhome, José Manuel Caballero y el que hoy se dirige a vosotros), en definitiva, hermanos de la Casa de toda la vida que sentimos y padecemos nuestra Hermandad desde pequeños y que poseemos una dilatada experiencia para emprender lo que requiere este trabajo. Desgraciadamente hoy quedamos oficialmente tres personas al frente pero se han sumado algunos hermanos que colaboran puntualmente.
De la misma forma, también recurrimos a profesionales fijos de todos los campos (fotografía, historia, música…) que siempre están a nuestra disposición y que ya los consideramos como parte integrante de nosotros.
¿Qué metodologías de trabajo empleáis y cuáles son las pautas que seguís?
Cada trabajo requiere un método diferente. Por ejemplo para la digitalización de la Secretaría de nuestra Hermandad, que fue lo primero hicimos, tuvimos que vaciar las decenas de archivadores, cajas, cajones… y limpiar, catalogar, digitalizar todos y cada uno de los documentos que, tras décadas de olvido, poseíamos en la capilla.
Por otra parte, durante nuestros tiempos de vacaciones solemos visitar los diferentes archivos en los que sabemos o suponemos que podemos encontrar documentación relacionada. Si algún documento que localizamos nos interesa, los fotografiamos en alta resolución (si se nos permite) o solicitamos, previo pago, su digitalización. A continuación lo catalogamos, describimos y archivamos en el expediente correspondiente, es decir, preparamos el documento para una fase final de estudio.
En otros casos, muchas personas (hermanos de Veracruz, cofrades de otras hermandades o público en general) nos ceden material diverso que tienen en casa, ya sea porque no les interesa, porque saben que sus hijos no les van a dar el valor que tienen o porque entienden que en nuestros fondos es donde mejor van a estar. En ese caso procedemos a la digitalización, catalogación, descripción y almacenamiento. En ocasiones también nos ceden material porque puede interesarnos o nosotros mismos lo pedimos, para lo cual digitalizamos el documento y lo devolvemos en un plazo máximo de 24-48 horas previa autorización y compromiso por escrito.
Y finalmente, el tiempo restante lo empleamos precisamente en la investigación a partir de toda la documentación de la que disponemos ya que es frecuente que se nos solicite colaboración para participar en alguna conferencia o congreso, artículo de investigación para alguna revista o petición de información variada por parte de algún particular. En esto último somos muy rigurosos, ningún dato que ofrecemos surge de la imaginación sino que todo está perfectamente documentado. Es frecuente que acudamos a historiadores importantes que nos ayudan muchísimo con todas nuestras dudas.
¿Cómo organiza el Archivo sus fondos?
Actualmente el volumen de nuestros fondos consta de unos 20.000 documentos aproximadamente, una barbaridad. Y a pesar de tener la mayoría “controlados” aún queda muchísimo trabajo de descripción y, sobre todo, de interpretación. Todo este material procede de lo que ya teníamos en Secretaría, documentación que hemos recuperado de archivos locales, provinciales, autonómicos y nacionales, bibliotecas, fondos privados… y que organizamos en expedientes generales, concretamente 40 catálogos perfectamente ordenados por procedencia, temática y año. Así encontramos expedientes muy interesantes que, como ya hemos comentado, nos sirve para el estudio de nuestra historia o para el funcionamiento diario administrativo de Veracruz. Es realmente maravilloso tener todo esto a un simple golpe de “ratón”.
En los últimos años hemos observado cómo desde el Archivo se están llevando a cabo importantes estudios que están completando la historia no solo de Veracruz sino de otras entidades religiosas. ¿Tiene Rota una rica historia en ese sentido?
La historia de nuestra Hermandad estaba escrita por “piezas” (igual que la de nuestra Semana Santa en general), con lagunas o carencias en ciertas etapas. Me gustaría este momento para agradecer a los investigadores, cronistas, estudiosos… que ya han escrito sobre este tema y que han abierto muchas puertas a los que estamos ahora con este cometido, pero queda mucho por aclarar. Ese es nuestro objetivo, intentar, SIEMPRE CON DOCUMENTOS ESCRITOS, completar esos períodos más oscuros e intentar comprender mejor nuestro pasado y, por tanto, nuestro presente.
Las Hermandades han jugado un papel fundamental y han conformado a lo largo de los siglos las estructuras sociales, políticas, económicas, ideológicas y culturales de nuestro pueblo. Podríamos estudiar historia de Rota a través de la propia intrahistoria de sus Corporaciones religiosas. Es así. Como también es una realidad que cada siglo ha venido caracterizado por el protagonismo de Hermandades y devociones diferentes, esto es lo que hace que nuestra historia cofrade sea riquísima.
En este sentido Veracruz inició las prácticas penitenciales en la primera mitad del siglo XVI y se convirtió, junto con Ánimas, en la Hermandad que gozó de mayor devoción y músculo económico hasta bien entrado el siglo XIX, perdiéndose su pista a finales del mismo. Es importante también traer la inmensa devoción de la que gozó el Cristo de la Capilla, agregado a la Cofradía de Soledad, a cuyos pies venía por el aceite de sus lámparas toda la comarca y que también desaparece a mediados del XIX. Evidentemente la devoción a Jesús Nazareno marca el carácter de Rota desde su posible fundación a mediados del siglo XVII aunque realmente es a partir del XIX y XX cuando explosiona y se hace multitudinaria, sobre todo después de su extinción y posterior reorganización en 1887. Y, por último, no podemos olvidar el culto servita que afortunadamente llega hasta nuestros días y que también ha atravesado por múltiples vicisitudes. Estos procesos son habituales en todas las poblaciones, no somos un caso particular en este sentido.
Este trabajo ha permitido que se os conceda el reconocimiento de esta antigüedad por parte del Obispado. ¿Qué valoración hacéis?
Es una consecuencia del trabajo. Cuando advertimos que el origen de la Corporación se perdía en la espesura del segundo cuarto del siglo XVI, que la primera Hermandad de Penitencia en Rota fue Veracruz, que nuestra vida ininterrumpida nos llevaba hasta finales del XIX, y que el Derecho Canónico nos reconocía esa Antigüedad, nos pusimos a trabajar para que se nos reconociera algo que nos pertenece por derecho y por justicia histórica. Y no ha sido nada fácil, porque nos ha llevado años de trabajo y confirmación por parte de los profesionales del Archivo Diocesano y de su Obispado de Asidonia Jerez. Empezamos con el Rvdo. D. Domingo Gil Baro (director del Archivo Diocesano durante casi 40 años) y que ya nos ratificó el informe y que tras su fallecimiento, ha sido el actual director y vicario general del Obispado, Rvdo. D. Roberto Romero Barello quien volvió a ratificar el estudio.
¿Qué proyecto destacable habéis realizado y cuáles os marcáis para los próximos meses?
Pues quiero destacar el proyecto del Libro de Hermanos Difuntos, iniciado en 2020 cuando pusimos boca abajo la Secretaría para buscar hasta el último documento en el que constase todas y cada una de las personas que eran hermanos en el momento de su fallecimiento para incluirlo dentro del Libro. Este recibe tratamiento de insignia y nos conecta directamente con prácticas olvidadas de honra y memoria a nuestros difuntos que hacíamos en el siglo XVI y que estamos recuperando. No se trata de un objeto simbólico, eso hubiera sido muy fácil y rápido de hacer. Consideramos que el corazón y el verdadero significado del Libro reside en su interior, en el que están inscritos los hermanos de nuestra Cofradía desde el siglo XVI.
Y como proyectos a corto plazo tenemos marcado fundamentalmente tres: pasar toda la documentación física a archivadores definitivos en un espacio habilitado para tal efecto en nuestra ermita; participar como comisión organizadora de los actos del 300 aniversario de hechura del Santo Cristo y que iniciaremos el próximo agosto; y seguir investigando con el objetivo de continuar esa labor que queda de aclarar etapas aún confusas de nuestra Hermandad y de nuestras Cofradías en general.