Con el repicar de las campanas de la Iglesia de la O, y de forma puntual, la Virgen de la Merced franqueaba ayer las puertas del templo parroquial a las siete de la tarde, a pesar de que un cielo amenazante de lluvias hacía dudosa su salida. Finalmente, los partes meteorológicos alejaban dicha posibilidad y permitían a la agrupación parroquial de la Merced sacar a la Virgen a la calle, tratando de consolidar una tradición que con pocos años de vida parte de la inquietud de un grupo de fieles que comenzaron por bajarla de su camarín para exponerla en besamanos.
La Virgen, vestida con hábito blanco mercedario de tisú de plata, y luciendo corona de plata, una media luna a los pies donada por una componente de la agrupación parroquial por una gracia concedida, y estrenando además la melena que lucía, salía acompañada de los miembros de esta agrupación que preside María del Carmen Vera, y con un grupo de mujeres vestidas de mantilla y portando varas y algunos enseres.
Cada año más gente se anima a acompañar a esta Virgen, algo más desconocida por los roteños pero que gracias al interés de esta agrupación, que trabaja cada año para salir a la calle y darle cada vez más realce a esta sencilla salida procesional, consigue que cada vez más fieles quieran acompañarla, y la prueba es que este año la procesión fue mucho más concurrida que el año anterior.
Tan solo estuvo unas tres horas en la calle, pero se vivieron algunos momentos especiales, como cuando la Virgen visitaba la plaza de la Merced, y el edificio del Mercado Central de Abastos, que conserva la Torre de la Merced como vestigio del antiguo convento mercedario que existía en la localidad. La Virgen fue acompañada además musicalmente por la Banda de Música de la Hermandad del Nazareno.