Por breve pontificio del Papa León XIII de 23 de junio de 1886 se aprueba la fundación del convento. Sería posterior a este breve cuando el Cardenal Arzobispo de Sevilla autoriza en septiembre la salida de cinco monjas del convento de Madres Capuchinas de San Miguel, de El Puerto de Santa María, hoy para todos ustedes hotel Monasterio. Sor María Josefa Teresa Magón de Campaneu y Casaux fue la gran precursora de este convento. Junto a María Teresa Magón, la que fue primera abadesa del convento, le acompañaron en esta fundación, Sor María Josefa Antonia de Labarrieta, Sor María Josefa Blanco, Sor María Rosalía Alcántara, y Sor María Josefa Luisa Noriega.
De El Puerto de Santa María fueron al convento de Santo Domingo por falta aún de casa en San Fernando, hasta que en agosto de 1889 llegan a esta ciudad”. Las monjas llegaron a San Fernando en una cálida noche de un sábado de agosto de 1889. Lo hicieron en varios carruajes, menos dos que vinieron en tren por encontrarse mal y hacer el viaje con más brevedad”.
Llegaron a San Fernando 15 monjas, cinco profesas y diez novicias, quince que ellas mismas vieron como los 15 misterios del rosario, una bendita casualidad, porque el monasterio isleño toma esta advocación no por ésto, sino porque la Virgen del Rosario, patrona de Cádiz, ofreció la primera protección a las monjas tras su salida del convento de El Puerto de Santa María desde 1886 hasta 1889.
Las obras de la capilla comenzaron en octubre de 1910 y fue bendecida el 21 de noviembre de 1912 por el obispo José María Rancés y Villanueva, en un acto de extraordinaria brillantez y tras una procesión del clero desde la iglesia Mayor hasta este convento.
El convento de clausura cierra esta próxima semana sus puertas y las cuatro monjas que hay lo abandonan después de 128 años de larga y bonita historia tras las rejas.
128 años después de su llegada se cierra una importante historia de oración y silencio en San Fernando. Adiós a los rezos, a monjas de familias isleñas, a la rica miel y a la fábrica de ostias del convento, que durante años abastecían templos isleños para la eucaristia.
Lo peor de todo, es que la capilla y el convento ha sido desalojado en los ultimos meses. Con ello, han desaparecido incluso imágenes y bienes muebles que procedían de la extinta capilla de San Antonio, en la actual denominada como calle Vicario. Se cierra una bonita época, después de que hace un año se produjeran distintos homenajes de despedida de unas monjas, cuatro, que han continuado en San Fernando a lo largo de 2016.