Tenía 11 años. Un bombardeo despiadado de Israel sobre los edificios donde ella vivía acabó con su vida. Pasó a engrosar la larga lista de niños asesinados por el ejército israelí en esta guerra genocida que está llevando a cabo Benjamín Netanyahu y su gobierno. Su ideología de extrema derecha tiene como propósito acabar con todos los gazaties -palestinos de Gaza-, matándolos con los bombardeos o de hambre y sed u obligándolos al exilio y que dejen libre la franja de Gaza. Al día de la fecha, se contabilizan más de 50.000 personas asesinadas por los israelíes, de los que unos 16.000 son niños. Yaqeen Hammad entregaba alimentos, juguetes y ropa a familias desplazadas junto a su hermano mayor. Era la influencer más joven de Gaza y cada día daba ánimos a la población para que resistiera. Yaqeen, conocida por su sonrisa y su labor como voluntaria, murió después de que las fuerzas israelíes dejarán caer sus bombas en la zona de al-Baraka, en Deir al-Balah, al norte de Gaza, en medio de intensos combates. “Intento llevar un poco de alegría a los otros niños para que puedan olvidar la guerra”, escribió Yaqeen en una publicación en las redes sociales. Hoy ya es historia.
Otro drama de esta guerra fratricida y genocida, se vivió en el último adiós de una pediatra de Gaza a sus nueve hijos asesinados por Israel. La doctora Alaa al Najjar, de 45 años, se despidió de sus diez hijos antes de salir de su casa para ir a trabajar al Hospital Nasser. Israel bombardeó su barrio y solo sobrevivió al ataque uno de sus hijos y su marido; ambos heridos. Alaa al Najjar “dedicó su vida a salvar niños”. Salió a trabajar para cuidar a bebés heridos y nunca imaginó que la despedida de su familia sería la última vez que los vería con vida. Unas horas después, los cuerpos carbonizados de siete de sus hijos, muertos por el ataque aéreo israelí en Jan Younis, llegaron al hospital donde trabajaba.
The Lancet Publishing Group es una revista médica semanal británica. Dicho medio estima que esta guerra ha dejado ya 200.000 muertos. Los autores partieron del principio por el cual “los conflictos armados tienen repercusiones indirectas en la salud, más allá de los daños directos causados por la violencia”. Por tanto, aplicaron una “estimación conservadora” de cuatro muertes indirectas por una directa. Y no es nada descabellada dicha estimación si tenemos en cuenta que las cifras del ministerio de Sanidad de Hamás tienen en cuenta solo los muertos identificados, “sin tener en cuenta todos los muertos que quedaron bajo los escombros de los bombardeos ni las víctimas indirectas, que murieron por falta de asistencia o de acceso a la asistencia, o porque no fueron trasladadas a un centro sanitario”. Y las que mueren cada día de hambre, sed y enfermedades.
En el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se dice que para reconstruir Gaza se necesitarán esfuerzos no vistos desde la Segunda Guerra Mundial; estimándose un coste de más de 40.000 millones de dólares y 16 años de obras de reconstrucción, teniendo en cuenta que el 72 por ciento de los edificios residenciales han sido destruidos total o parcialmente. Los bombardeos y explosiones han generado que los escombros superen los 37 millones de toneladas. Y las que quedan.
Mientras tanto, el presidente del Tribunal Supremo de Israel y la fiscal general acusan a Netanyahu de intentar llevar a cabo “un cambio de régimen” en Israel al amparo de la guerra de castigo en Gaza. Al mismo tiempo que se producía esta acusación, Benjamín Netanyahu anunciaba una nueva fase del conflicto en la que el Gobierno espera tomar y destruir lo que queda de la Franja. Se trata de acabar con toda la población de Gaza. Ya no se trata de luchar contra el terrorismo de Hamás. Se trata de borrar del mapa a la población e invadir la franja para hacerla suya. Un verdadero Holocausto que está pasando en nuestro mundo y que, excepto tímidas declaraciones para que acabe la guerra, ningún gobierno, excepto Sudáfrica, han denunciado a Netanyahu ante el Tribunal de Derechos Humanos para que sea detenido y juzgado.
Es más, el funesto personaje ha viajado a Hungría (país de la UE) y no se procedió a su detención porque Hungría anunció su retirada de la Corte Penal Internacional durante la visita de Benjamín Netanyahu al país europeo. Y todo ello cuando el 20 de mayo de 2024, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, comunicó sendas órdenes de detención contra el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu y contra su ministro de Defensa, Yoav Galant, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Y es triste que la casi totalidad comunidad internacional miren para otro lado. ¿Tanta fuerza tiene Israel que nadie se atreve a denunciarlo ante el Tribunal de Derechos Humanos? ¿Por qué no se efectúa la detención del genocida? Vergüenza deben darles a muchos dirigentes, que este sujeto con cara de Hitler esté asesinando a tuti plan sin que nadie lo aísle internacionalmente. Y mientras, siguen cayendo bombas y muriendo inocentes. Qué pena de mundo.