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Padres+hijo+música=contacto

El feto puede escuchar a partir de los cinco meses y tener el primer contacto materno-filial y el primer contacto educativo.

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Se trata de establecer el primer vínculo del bebé con la madre y también comenzar la primera tarea educativa cinco meses  antes de que el feto salga, cuando comienza a oir y lo que escuche según en qué circunstancias, lo hará reaccionar mimetizando las sensaciones de la madre en el momento en que escuchaba las canciones.

Porque se trata de cantar al nonato en determinadas horas del día, en determinados estados de ánimo, de transmitir la sensación de la madre al hijo. Algo que puede parecer complejo pero que es absolutamente natural se haga como se haga, pero mucho más efectivo y enriquecedor cuando se sigue una metodología que ya ha dado sus frutos. Positivos, por supuesto.

JuanLuis Reyes Parodi es el director de la Escuela de Música Bahía, perteneciente a la escuela Adarezzo, con cinco centros en la Bahía de Cádiz y con el de San Fernando concretamente en el Instituto de Enseñanza Secundaria La Bahía.  Y el hombre que ha puesto en marcha estos talleres que comenzarán en el mes de septiembe,  con el curso escolar, y que tienen su continuación en otros talleres posteriores, para padres e hijos, una vez que el niño ha nacido y hasta los tres años que es cuando comienza la actividad normal de los críos dentro del sistema educativo.

Obviamente, en el caso de las escuelas de música es cuando comienzan a ir solos porque se supone que los padres ya han cumplido su cometido, al menos en lo que se refiere a inculcarle al bebé ese plus de sensibilidad que otorga la relación con la música, con las consiguientes connotaciones positivas en la comprensión matemática, el  lenguaje y principalmente, los sonidos y los instrumentos que los producen.

“Pero todo a través del vínculo materno o paterno. Los niños no aprenden solos, aprenden a través de los padres y estamos usando una base de estimulación  que el niño luego va a usar para otro tipo de aprendizaje”, dice Reyes.

Y que con la música “estamos educando el oído, estamos educando el ritmo, la psicomotricidad uniendo la letra y la música de las canciones” y además no tendrán el problema de esas personas que dicen que “no tienen oído” pero que en realidad “es que no lo han desarrollado”.

De todas formas, con estos talleres no se trata de transmitir a los niños canciones perfectamente afinadas, sino de que el niño comprenda lo que es el ritmo, la entonación, la altura del sonido, el timbre ya sea del padre o de la madre. “Se trata de crear una base para que después, con la música en movimiento a partir de los tres años y hasta los siete años, se desarrolle bien con la altura del sonido, su duración, el timbre... De eso se trata”.

¿Qué tipo de música tienen que cantar los padres” “Estamos en Andalucía y tienen que cantar lo que los padres quieran que aprendan sus hijos, nosotros no podemos imponerles que canten una canción. Nosotros les explicamos por qué hay que cantarles canciones al niño, de qué sirve y cuándo hay que hacerlo”.

Y siguiendo esa tónica, la práctica propuesta en los talleres puede servir como vehículo transmisor del rico acervo musical andaluz, tanto para los padres que se aprovisionarán de canciones que antes no conocían y que sumarán a su repertorio como para los niños, que recibirán de sus padres un tesoro maravilloso: las canciones escucharon de pequeños y que ya no olvidarán nunca.
Y que ellos mismos transmitirán a sus propios hijos, con o sin talleres de música.

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