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San Fernando

Con el polvo en las narices

"Siempre no nos va a tocar a los mismos", decía la señora que pasaba por allí, consciente de que en cualquier momento le ponen unas vallas en la calle Real.

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No es nada especial aunque sea incómodo. Cualquier obra produce molestias y en los casos en que se trata de obras de larga duración, más vale armarse de paciencia. Todo sea por lo bien que va a quedar el Ayuntamiento de San Fernando, en este caso, cuando la inmensa mayoría de los ciudadanos creía que se caía sin remisión o que a lo sumo se le haría otro parcheo que sumar a los muchos que se les han puesto en su ya larga vida.

Tampoco es una situación que se prolonga durante todo el día, pero cuando sucede obliga a pasar por la calle con las manos en la boca y a sentir esa sensación de que se respira polvo y no precisamente del camino.

"Siempre no nos va a tocar a los mismos", comentaba una señora que vive en la calle Real y que sabe de obras eternas, como la inmensa mayoría de los que viven la calle Real. Es de esperar que el Ayuntamiento cumpla sus plazos, poco más o menos porque las obras las carga el diablo y ya han dicho los arquitectos que el edificio está más dañado de lo que se creía, lo que puede desembocar en más tiempo de ejecución y, posiblemente, en un aumento del presupuesto.

Por ahora les toca a quienes viven en los alrededores del Ayuntamiento, pero los de la calle Real  bien podrían estar preparados porque en cualquier momento les ponen unas vallas, abren un agujero con el martillo mecánico, realizan una reparación que se les olvidó o que se antoja necesaria y venga polvo para los que viven allí y los que la transitan. 

¡Obras tengas y las termines!

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