La Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de los Milagros, Nuestra Madre y Señora de las Penas, San Juan Evangelista, Santa María Magdalena y María Santísima del Rosario (Cofrafía de los Estudiantes) procesiónó como viene siendo habitual el Miércoles Santo. La salida tuvo lugar en la Parroquia de Santo Domingo.
El Paso completó el siguiente recorrido: Comás de Santo Domingo, Santo Domingo, Carnicerçia, Fariñas, Carril de San Diego, Cava del Castillo, Luis de Eguílaz, Cuartel, Santiago, Cárcel, Plaza Condes de Niebla, Caballeros, Cuesta Belén, Bretones, Torno, Jesús Cautivo, Ancha, Santo Domingo, Carril de San Diego, Diego Benítez, Cruces, Bolsa, Mar, Plaza Cristo de los Milagros, Compás de Santo Domingo y su Templo.
El Paso de Misterio estuvo preparado con tiempo de antelación para una nueva salida procesional. Horas antes se abrieron las puertas del Templo Parroquial de Santo Domingo y posteriormente se celebró la Misa preparatoria de la Estación de Penitencia.
La Hermandad Sacramental de los Estudiantes recordaba las vísperas de una nueva Semana Santa que “el negro de nuestro habito nazareno cobra más sentido que nunca. Lamentamos profundamente comunicar el fallecimiento de nuestro queridísimo hermano Don Andrés Moreno Ruiz, quien ha partido hacia la casa del Padre, con la certera seguridad, de que ya se encuentra ante el Santísimo Cristo de los Milagros. Quien siempre destacase por su cariñoso trato y predisposición con nuestra corporación, dejará un vacío imposible de rellenar en nuestro día a día”.
Añadía que “desde estas líneas queremos pedir una oración por alma y su eterno descanso al cobijo de la Cruz que durante tantos años portó tras el Santísimo Cristo de los Milagros. Nuestra primera mirada irá dirigida al cielo, sabiendo que nuestro hermano estará asomado, junto con tantos estudiantes más, en el balcón que el Santísimo Cristo de los Milagros les tiene reservado a los que tanto lo quisieron en la tierra. Dejó de cargar la cruz que tanto peso le causaba sobre su espalda, pero que al mismo tiempo, al vivir bajo su amparo, le calmaba y reconfortaba, esa misma a la que todos los que lo queríamos nos aferramos en estos duros momentos, buscando en ella, su eterno recuerdo y reconforte”.
