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Sanlúcar

La plenitud cofrade, con Cautivo, Silencio y Esperanza

Las mujeres devotas del Cautivo, ejemplo de devoción cristiana, bajo la atenta mirada de su Estrella

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  • Cristo de la Expiración -

Después de un Miércoles Santo de “salida a hombros por la puerta grande”, como se dice en el argot taurino, y con la certeza de que las previsiones meteorológicas son favorables para el resto de la Semana, si Sanlúcar no se había animado a salir a la calle, en la jornada del Jueves Santo definitivamente acabó por convencerse a sí misma, siendo consciente de que había mucho por ver y disfrutar en cuanto a lo cofrade se refiere.

La hermandad del Cautivo estrenaba la ausencia de cola en el hábito nazareno del cortejo del Cristo, de cuyo discurrir por la geografía sanluqueña, cabe destacar su recorrido de vuelta desde el barrio alto. La bajada de la Cuesta de Belén y la calle San Jorge, donde visita a la hermandad del Rocío, fueron puntos donde acumular vivencias que se transformaron instantáneamente en recuerdos imborrables. El quejío de la saeta rompió el cielo de Sanlúcara los pies del palio de MªStma. dela Estrella en la calle Jesús Cautivo, llegando y marchándose muy despacio, pero sin tiempo para que se quedara.

La Plaza del Cabildo fue sin duda otro punto álgido de su recorrido. Al filo de las 22.00h de la noche, llegaba el Cautivo a la plaza, bajo los mandos de Félix De los Reyes y con los sones de la jerezana Banda de CC. y TT. Stmo. Cristo de la Caridad (conocida popularmente como Sta. Marta). El Cristo pasó elegante, mientras Manolillo, un jovencísimo cofrade, soñaba a ser costalero en los brazos de su madre. Tras el Señor, no dejaron de pasar sus mujeres, sus devotas, las que nunca se separan de su vera, por tal de sentirlo aún más cerca.

Hablar de la Cuesta de Belén implica hablar del Cristo de la Expiración, que anduvo, citando a su capataz Ignacio Robles “como Morante en el paseíllo de la Maestranza”, flamenco, creciéndose en la complicación y la dificultad de su serpenteo y sus adoquines, con sendas levantás en las que sus costaleros hicieron plana la pendiente y un andar gallardo, acompañado por los sones de la sanluqueñaBanda de CC. y TT. Stmo. Cristo de los Milagros.

Mientras la hermandad de la Esperanza bajaba hacia el barrio bajo, la lasaliana del silencio hecho cofradía y Silencio del mismo Dios, buscaba el Carril SanDiego y la Cava del Castillo para visitar el interior de la Parroquia Mayor de la O. Los cipreses se empinaban para divisar la escena entre los almendros, el viento cesó su soplo por tal de no murmurar y los torreones y baluartes del Castillo se fundieron con la Cava para recrear la calle de la Amargura de aquel Jerusalén de madrugada en el que Ntro. Padre Jesús del Silencio cargó bajo el peso de la cruz. Los ecos del martillo, los pabilos de los celadores, los mandos por parte de los capataces a sus costaleros, así como sus rancheoseran los únicos que quebraban su nombre.

Tras Él, Mª Stma. del Amor, lastimera a la par que dulce, preciosa aunque entre las lágrimas que enjugan su pañuelo, en su palio de cajón tras el Amor de los amores, que es su Silencio. Su ráfaga y la luz de la candelería fueron el único arropo de luz en su caminar. Su mirada al cielo, buscando respuestas a sus ruegos, sólo adquiría sentido en la magia de su entrecejo.En su presidencia, pudimos encontrar al muy querido Hno. Mario Vinumbrales, director del Colegio La Salle San Francisco, cuya presencia no hizo sino recordarnos de que estamos en la Santa presencia de Dios, María y De La Salle..

En la misma plaza, justo en frente, las puertas de la Parroquia San Nicolás de Bari, trasobservar cerradas como se marchara la Reina del Amor, se abrieron de par en par para disfrutar con la breve cercanía de sus Titulares, el Cristo de la Expiración y quien más nos hace falta en estos tiempos difíciles que corren... La Esperanza de Sanlúcar.Coronada por el pueblo y su Patrona en la gloria del techo de palio, María se ancló a nosotros por siempre, desde que apareciera por calle Santo Domingo hasta que se recogiera pasadas las 1.45h de la Madrugada,despidiéndose con su verde eterno.
Ella y sólo Ella es lo último que se pierde.

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