La gran muestra sobre Valdés Leal inaugurada este jueves en el Museo de Bellas Artes de Sevilla e integrada por 88 obras, de las que 65 son préstamos, lo muestra como el pintor del barroquismo triunfante y lo aleja de la crudeza y el dramatismo por la que comunmente se le conoce.
"Valdés Leal (1622-1690)", que podrá visitarse hasta el 27 de marzo en tres salas del museo sevillano, se ofrece como "una oportunidad única" para conocer la evolución artística del maestro sevillano a través de 88 obras, en su mayor parte pinturas de muy diversos tamaños, pero también esculturas, grabados, policromías y dibujos y bocetos de un pintor y escultor de acentuado estilo, sobre el que no se celebra una exposición desde hace treinta años.
Su singular personalidad, la factura inquieta y elocuente de sus cuadros, según ha explicado hoy la directora del museo sevillano, Valme Muñoz, lo convirtieron en uno de los artistas que trazó los principios del barroco en la segunda mitad del XVII, ya que también fue capaz de apropiarse de cuantos recursos y técnicas se pusieron a su alcance.
También fue un artista abierto a las novedades, capaz de renovarse constantemente, de ahí que esta muestra, con la ayuda de las 65 obras que han viajado a Sevilla desde varios países y otros museos españoles, sea una ocasión única para apreciar la evolución del artista y alejarlo de "etiquetas inexactas y lecturas distorsionadas", entre las cuales suele figurar la de su predilección por la crudeza y el dramatismo, según ha destacado en la inauguración la consejera andaluza de Cultura, Patricia del Pozo.
Para dar una idea de la "desbordante fuerza creadora" del artista sevillano, la muestra se ha dividido en tres partes, una primera sala que trata de reflejar los rasgos distintivos de su estilo y que agrupa las obras que hizo para el Hospital de la Caridad de Sevilla, donde aún se conservan, una segunda que enseña su proceso creativo, principalmente a través de dibujos y bocetos; y una tercera que reúne la ingente colección que hizo para instituciones religiosas, desde el monasterio de San Agustín de Sevilla a la que se le encargó para el de los Carmelitas Calzados de Córdoba.
También las series de santos y fundadores que pintó para la Casa de los Jesuitas de Sevilla o para el Monasterio de San Jerónimo de esta ciudad.
El conjunto de estas obras revela a un Valdés Leal rico en registros, en permanente búsqueda, con diversidad de intenciones y "con un lenguaje arrebatadoramente personal que lo situó en la cumbre artística de su tiempo", según Del Pozo, quien también ha calificado la exposición de "valiente" por la cantidad de préstamos que se han asumido para la ocasión.
A los responsables de las instituciones que han prestado obras y han asistido al acto de inauguración , la consejera de Cultura les ha agradecido no sólo por la cesión de las obras sino también por su "compromiso", ya que con exposiciones como ésta son "un elemento potentísimo para la reactivación económica en un momento difícil".
Comisariada por Ignacio Cano, Ignacio Hermoso y Valme Muñoz, la exposición también trata de actualizar la aproximación científica al pintor y escultor que se efectuó con motivo de la exposición de 1991, también celebrada en el Bellas Artes de Sevilla, así como revisar las influencias que tuvo de Herrera el Viejo, Herrera el Mozo, Antonio del Castillo y de Murillo, cuyo éxito lo llevó a indagar nuevos caminos expresivos.
La exposición de Valdés Leal sigue la estela de otras recientes dedicadas a grandes maestros de la escuela sevillana, como las de Murillo, Pacheco y Martínez Montañés.