“Somos una gran familia que no deja a nadie atrás”. Así lo resume Nancy, socia fundadora de ASIABO, la Asociación Intercultural de Amigas y Amigos en Bormujos, que este mes celebra 20 años de trabajo ininterrumpido a favor de la integración y el acompañamiento de personas migrantes en esta localidad.
Es un sitio acogedor, un pueblo que abre sus puertas, que nos trata con cariño, respeto y empatíaLa asociación nació con un objetivo claro: “Fomentar la integración real entre la población autóctona y quienes acaban de llegar”. Desde entonces, ASIABO se ha convertido en un punto de referencia para centenares de personas que, al llegar a España, buscan orientación, apoyo y, sobre todo, un espacio donde sentirse acogidos.
“Colaboramos con todo lo relacionado con la documentación. Ayudamos a que las personas tengan sus papeles en regla para que puedan trabajar, homologar sus títulos, hacer vida normal”, explica Nancy. Entre quienes acuden a la asociación hay personas de países tan diversos como México, Colombia, Ucrania, Francia, Perú o Camerún, entre otros.
Además de la ayuda administrativa y legal, ASIABO trabaja intensamente por fomentar la interculturalidad. “Hacemos cursos sobre cultura japonesa o mexicana, organizamos comidas y bailes típicos para que la gente aprenda sobre otras culturas”, comenta la fundadora. La asociación también promueve el conocimiento del entorno local: “Llevamos a la gente a conocer Sevilla, hacemos paseos, vamos a la playa... todo lo que tenga que ver con nuestra cultura, para que también conozcan España desde dentro”.
Una de las claves del éxito de ASIABO es su trato humano. “La gente viene buscando ayuda y al ver cómo somos, se queda. Somos eficientes, empáticos y humanos. No queremos que nadie se sienta solo”, dice Nancy con emoción. Esta cercanía ha generado una comunidad sólida de más de cien socios. “En la cena del pasado 19 de julio fuimos alrededor de 80 comensales, y tuvimos el placer de contar con Pedro Hinojosa, que quedó maravillado con nosotros”, añade.
Nancy recuerda su propio proceso migratorio con emoción: “Yo llegué aquí y sentí mucho duelo migratorio. Por eso ayudamos a que ese duelo sea más fácil”. Esa experiencia personal es lo que ha moldeado el espíritu de la asociación: un espacio seguro donde cada persona pueda encontrar compañía y apoyo.
Y si hay un lugar que lo ha hecho posible, es Bormujos. “Es un sitio acogedor, un pueblo que abre sus puertas, que nos trata con cariño, respeto y empatía”, afirma.
Veinte años después, ASIABO continúa su labor con la misma energía del primer día, demostrando que la integración real es posible cuando hay voluntad, compromiso y una comunidad dispuesta a abrazar la diversidad.