Como no podía ser de otra manera, miles de béticos y aficionados al fútbol en general no desaprovecharon la oportunidad de despedirse de Miki Roqué. Ángel Martín Sarmiento, capellán de la entidad bética, dirigió una ceremonia religiosa tan emotiva como sencilla. Una imagen del desaparecido zaguero en el césped del Benito Villamarín centraba la atención de los allí presentes. Goitia, Salva Sevilla, Cañas y Beñat, algunos de los futbolistas del primer equipo que se dieron cita en las instalaciones de la Avenida de la Palmera. Tampoco faltaron técnicos, empleados, presidente y consejeros verdiblancos. Hasta el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón quiso despedirse del eterno ‘26’. Como los alcaldes de Sevilla y de Trent, su localidad natal.
Acabada la parte litúrgica, llegó quizás la secuancia más emotiva de la noche. Olga Roqué, hermana de Miki, tomó la palabra para agradecer todo el apoyo recibido y acordarse de un chaval al que una enfermedad acabó con una carrera profesional tan prometedora. Un adiós tan sentido como la carta que leyó Pepe Mel. El técnico no pudo reprimir las lágrimas tras la lectura de una misiva que seguro nunca hubiera querido reproducir. Al final se anunció entre aplausos de los presentes que se retiraba el dorsal que usaba Miki, el ‘26’.