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La acusada de matar y congelar a un hombre lo atribuye al alcohol

Dice que solo tiene algunos recuerdos, como una pelea previa, que se despertó en un charco de sangre y que introdujo al hombre en un congelador

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  • El juicio -

La heladera acusada de matar y congelar a la víctima ha afirmado que su condición de alcohólica fue determinante en lo ocurrido en su local, aunque ha dicho que solo tiene algunos recuerdos, como una pelea previa, que se despertó en un charco de sangre y que introdujo al hombre en un congelador.

En su declaración ante el jurado, la acusada, María del Carmen Q.B., de 44 años, ha dicho que debido a las copas que había tomado tenía "lapsus" de lo que pasó en su local el 9 de enero de 2016, y ha precisado que en la discusión él le llamaba "guarra y puta" y ella "cabrón".

Tras descartar que fuera a su heladería para prostituirse, la mujer ha dicho que su siguiente recuerdo fue que se despertó en un charco de sangre y junto al cadáver de un jubilado de 62 años.

En ese momento, ha dicho, llamaron a las persianas de su heladería, situada en el barrio de la Macarena, y por "pánico y miedo" decidió esconder al cadáver en el congelador, tras lo cual avisó a sus hermanos porque quería entregarse a la Policía.

Los familiares de la víctima y la Policía Local fueron una segunda vez a la heladería, y ella negó que supiera dónde estaba el fallecido, y después de esa negativa se fue a la comisaría de Dos Hermanas (Sevilla), donde viven unos hermanos suyos, para entregarse y confesar dónde estaba la víctima.

"Soy lesbiana, pero cuando el alcohol manda en mí, me da igual que sea un hombre o una mujer" la persona elegida para mantener relaciones, ha dicho la acusada tras reconocer que en su heladería, donde tiene una cama y en la que residía por su alcoholismo, mantuvo varios contactos sexuales.

La mujer ha mostrado su "profundo" arrepentimiento y ha pedido perdón a la familia del fallecido, a la que ha "destruido", igual que a la suya, y ha añadido que además de las bebidas alcohólicas, tomaba cocaína y los somníferos "que pillara".

La Fiscalía considera que estos hechos constituyen un homicidio y pide para la acusada ocho años y medio de prisión y una indemnización de 175.000 euros para los cinco hijos y la mujer del fallecido, y le aplica la atenuante de consumo de alcohol y la confesión del crimen.

Tras declarar la acusada, que solo ha respondido a las preguntas de la Fiscalía y de su abogada, ha declarado un testigo que trabajaba de ayudante de cocina del bar "Mi negro y yo".

En ese bar, según el testigo, la mujer le pidió a la víctima que se fueran a mantener relaciones sexuales mientras ambos tomaban alguna consumición en la barra.

Las dos acusaciones personadas en la causa, Mariano de Alba y José Manuel Portillo, por su parte, han calificado lo ocurrido como un asesinato y han elevado las peticiones a 20 años de cárcel porque subrayan que no hubo pelea previa sino una agresión mortal, primero con un objeto contundente y luego ahorcando al hombre con un cable.

Las heridas que tenía la acusada, han afirmado las acusaciones, se produjeron por otros episodios violentos previos que protagonizó la mujer, mientras que su defensora, Esperanza Lozano, ha dicho que ella actuó en legítima defensa tras una reyerta "salvaje y brutal".

La abogada defensora ha subrayado a los miembros del jurado que se enfrentan a una pelea de madrugada entre dos personas "pasadas de copas" y tras una relación sexual consentida. "No estaban rezando el rosario", ha concluido la letrada.

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