Tampoco con ellos medió ningún aviso. Al igual que los pacientes que el pasado 29 de mayo acudieron a continuar con sus tratamientos dentales, los empleados de la clínica de iDental en Nervión, en Sevilla, también se dieron aquella mañana de bruces con el cerrojo del centro: la cadena acaba de dejar tirados a unos y a otros.
Son los otros afectados por este macrofraude de escala nacional que solamente en Sevilla ha afectado a cientos de pacientes y a una veintena larga de trabajadores que, al igual que los primeros, han tenido que llevar a los tribunales a sus exempleadores.
Según ha podido saber
Viva Sevilla, toda la plantilla del antiguo centro odontológico de Nervión tiene denunciada a iDental por las nóminas y finiquitos que dejó sin pagar antes del cierre. De hecho, la mayoría de ellos ya tiene fecha para sus respectivos juicios. Los más afortunados tienen la notificación del juzgado para marzo de 2019. Pero el grueso deberá esperar algo más, ya que la papeleta les cita para comienzos de 2020.
Los odontólogos de iDental en Sevilla fueron los peor parados. A ellos se les adeudan las tres últimas nóminas, además de los finiquitos por días pendientes de vacaciones y otras variables por liquidar. Con el resto del personal, como auxiliares de enfermería o técnicos de rayos, la deuda es de entre una y dos nóminas, y también sus finiquitos.
Este periódico ha podido contactar con hasta cuatro extrabajadores de la clínica que iDental mantuvo abierta hasta finales del pasado mayo en Nervión, cuando estalló el escándalo de los tratamientos milagro. Uno de ellos estaba en el comité de trabajadores del centro, que conformaban cinco delegados en total. Ellos fueron los encargados de lidiar con los gerentes los últimos meses.
“Realmente iDental pasó por dos crisis gordas. La primera fue en verano de 2017, cuando estuvimos tres meses sin cobrar. Empezó a faltar material clínico también. Se veía que aquello iba a pique”, relata este antiguo empleado, quien, al igual que el resto, no quiere revelar su identidad ya que la empresa les hizo firmar a todos una “cláusula de confidencialidad” que les impide revelar públicamente cualquiera de sus protocolos.
“Con los nuevos dueños (el fondo Weston Hill compró en septiembre iDental por 25 millones), la cosa pareció mejorar. Se pusieron al día en los pagos y hasta los materiales para los tratamientos eran de mejor calidad. Pero acabaron asumiendo una cartera de clientes inabarcable. La consigna era coger, coger y coger (a más gente)”, narra uno de los delegados sindicales.
Otras dos extrabajadoras detallan que, en ocasiones puntuales, venían “refuerzos” (varios odontólogos) de Madrid para aliviar algo las listas de espera, “pero estaban unos días y se iban”.
Ansiedad y estrés
La atención a los pacientes fue empeorando. Y, colateralmente, también la posición de la plantilla. “Muchos empezamos a sufrir cuadros de estrés y ansiedad. La gente llegaba muy enfadada y lo pagaba con nosotros, porque nadie más daba la cara. Íbamos a trabajar con miedo”.
El personal, cuentan, no era el mínimo necesario, de modo que algunos debían realizar tareas para las que no estaban cualificados. Ocurría con el técnico de rayos, cuyas tareas, en sus turnos de libranza, hacían los auxiliares. La plantilla aguarda al juicio para recuperar su dinero, pero la situación de quiebra de iDental les hace ser escépticos. Su esperanza está depositada en manos del Fogasa.
Historias sí, peritajes no
En paralelo, los cientos de pacientes afectados prosiguen con su lucha judicial. Y contra la Consejería de Salud. En ese sentido, según ha podido saber también
Viva Sevilla, la Junta lleva semanas negando a los afectados las pruebas periciales a las que les sometió en el marco de la investigación a la clínica, y en base a las historias que ésta elaboró de cada uno de ellos. En cuanto a dichas historias, el SAS anunció ayer que sí se pueden solicitar las copias.