Desde hace unos días están surgiendo noticias en los medios de comunicación relacionadas con una actitud totalmente deplorable y que me produce un estado de total indignación por lo asqueroso que suponen dichas actuaciones.
Se trata de los diferentes casos de irregularidades en el proceso de vacunación.
Miren, estamos en un momento de nuestras vidas en el que está muriendo mucha gente, miles de personas fallecen como consecuencia del coronavirus. Muchas de ellas personas mayores o con graves problemas de salud que no han podido vacunarse debido al calendario establecido por el Ministerio de Sanidad con las diferentes Comunidades Autónomas.
Quien más y quien menos tiene familiares que pueden estar en esta situación y, evidentemente, nos angustia esta espera para que se produzca su vacunación. Ahora bien, pacientemente, esperamos que llegue ese momento.
Por el contrario, una panda de sinvergüenzas se ha saltado de manera irregular este proceso de vacunación importándole una mierda la vida de los demás. Se trata de consejeros de Comunidades Autónomas, alcaldes, concejales y sus familiares, pero no sólo eso, también ha trascendido la vacunación de sacerdotes, gerentes de hospitales y de entidades privadas en las que se han administrado las vacunas y que se han aprovechado de ello.
Las excusas han sido de lo más variadas. Desde el me obligaron hasta el lo he hecho para dar ejemplo y animar a la gente a vacunarse. ¿Quién coño se creen que son? Se lo digo yo. Es gente cuyo medio de vida es el de creerse por encima del resto y verse superior a los demás aprovechando una determinada situación. No hay más. Por ello, me producen un auténtico asco este tipo de personas que de manera egoísta se ponen por encima de todo y de todos.
No habrá sanción establecida porque este país es así, pero, debe darse una sanción social, es decir, deben dimitir inmediatamente de todos sus cargos, tanto a nivel público como privado, por haberse aprovechado de su situación. Esto no puede quedarse en nada.
¿Y por qué pasa todo esto? Pues ocurre porque no hay ningún tipo de control. El Ministerio no ha previsto en el calendario ese tipo de cautelas. Algo muy normal en un Gobierno como el que tenemos que alienta a la ocupación ilegal de viviendas o que llama exiliados a gente escapada de la Justicia como lo es Puigdemont.
Por ello, veo necesario un registro público de vacunados. Que se controle quién se ha vacunado y quién no, si ha habido familiares que hayan podido verse beneficiados igualmente y que aplique la transparencia todo este proceso que durará meses.
A los vacunados irregularmente les digo que me producen asco y vergüenza. Aunque todos ellos, visto lo visto, no conocen el alcance y el significado de esta última palabra.
La gente honrada de este país seguiremos esperando a que nos toque por turno dicha vacunación. De eso se trata por responsabilidad.
