El próximo miércoles se cumplen dos años de la muerte de José Luis Sampedro, quien falleció el 8 de abril de 2013 a los 96 años de edad en su casa de la madrileña calle Cea Bermúdez, acompañado de su mujer, Olga Lucas.
El escritor, humanista y economista, Premio Nacional de las Letras en 2011, dejó un legado compuesto por decenas de obras económicas y por célebres novelas como 'El río que nos lleva' (1961), que fue llevada al cine; 'El amante lesbiano (2000)', y 'Reacciona' (2011), su último libro. Además, escribió el prólogo a la edición española del libro '¡Indignaos!', de Stéphane Hessel.
"Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato su murió", relató su viuda un día después del fallecimiento.
Tal y como señaló Lucas, el escritor murió feliz y como había vivido: "Con sencillez y falta de publicidad", algo que era un deseo expreso que había dejado escrito, motivo por el que su defunción no fue anunciada hasta que fue incinerado.
Además de recibir el Premio Nacional de las Letras Españolas, el Consejo de Ministros le otorgó en 2010 la Orden de las Artes y las Letras de España por su "sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo".
El escritor recibió este reconocimiento el 9 de marzo de 2011, un acto en el que manifestó ser un "aprendiz" de sí mismo. En su discurso, censuró el sistema económico mundial, basado, según señaló, en un "desarrollo sostenible absolutamente insostenible".
"He resultado ser un disidente, no he compartido las doctrinas oficiales. Estas cosas que ocurren me sitúan fuera de la corriente general, junto a otros que piensan como yo y que aspiran a otro tipo de desarrollo", manifestó el escritor, apenas dos meses antes de la eclosión del movimiento ciudadano 15 M.
El académico, en cambio, siempre reivindicó "un desarrollo que en vez de buscar más buscara ser mejores". "Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como 'competitividad' sean las que mandan frente a palabras como 'convivencia", señaló durante este acto.
Asimismo, Sampedro apostó por el ser humano y su pensamiento: "Su grandeza está en el pensamiento, sobre todo el pensamiento libre, porque en ese aspecto nos educan mal, introduciendo en nuestra infancia dogmas. Si no hay libertad de pensamiento no hay libertad humana plena, y si no uno no puede ser quien es, no puede guiar su brújula interior", dijo.
Sampedro (Barcelona, 1 de febrero de 1917 - Madrid, 8 de abril de 2013) ocupó la silla 'F' de la Real Academia Española (RAE) desde 1990 hasta su muerte, un sillón que ocupará el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, único candidato que será votado el próximo 16 de abril.
LA TRAYECTORIA DEL ESCRITOR
Economista, escritor, catedrático de Estructura Económica, exsenador y miembro de la RAE desde 1990, Sampedro desarrolló una intensa labor como profesor, novelista y humanista, que lo cualificaron no solo como importante escritor, sino como una referencia intelectual y moral en la España de la segunda mitad del siglo XX.
El novelista y ensayista se trasladó junto a sus padres cuaando solo tenía un año de edad a la ciudad portuaria de Tánger (Marruecos), donde permaneció hasta los 13 años y que en aquel momento estaba administrada por varios países europeos.
Polifacético en su vida profesional y literaria, concilió el desempeño de altos cargos administrativos y académicos con una reconocida producción literaria. En todas estas facetas alcanzó la aceptación del público y el reconocimiento y respeto de la crítica.
Su pensamiento económico se proyectó sobre la naturaleza social de la actividad económica y sus efectos sobre la realidad social en que se desarrollan. En este sentido, abogó por una economía más humana y solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos.
Antes de la Guerra Civil, logró una plaza como funcionario de aduanas en Santander y, ya en 1940, pidió el traslado a la capital, donde se casó con su primera esposa, Isabel Pellicer, y comenzó la carrera de Ciencias Económicas, licenciándose en 1947 con Premio Extraordinario.
Durante esta época, escribió sus dos primeras novelas, 'La estatua de Adolfo Espejo' (1939) y 'La sombra de los días' (1947), que no vieron la luz hasta los años noventa. Asimismo, el autor publicó su primera obra de teatro, 'La paloma de cartón', en el año 1948.
En 1948, comenzó a trabajar en el Servicio de Estudios del Banco Exterior de España y, durante esta etapa, compaginó su labor con su faceta como profesor en la Universidad de Madrid. Tres años más tarde, se convirtió en asesor en el Ministerio de Comercio.
SUS PRIMEROS PASOS LITERARIOS
Ya en 1955, accedió a la cátedra de Estructura Económica de la Universidad de Madrid, donde permaneció hasta 1969, y regresó al Banco Exterior. Durante estos años, escribió su segunda obra de teatro, 'Un sitio para vivir' (1955), y diversos libros de carácter económico.
Por aquel entonces, el autor de 'El río que nos lleva' (1961) ya denunció en sus artículos y obras de carácter económico los excesos del capitalismo, que, según Sampedro, había entrado en barrena y sólo se detendría cuando se topara con el suelo, cuando llegara la "catástrofe".
Tras su jubilación, Sampedro se dedicó a su principal pasión, la escritura, y durante esta etapa publicó, entre otras obras, 'La sonrisa etrusca' (1985), 'La vieja sirena' y 'El amante lesbiano' (2000), con las que obtuvo el reconocimiento de crítica y público.
A lo largo de su carrera, el autor recibió diversos galardones y menciones, entre los que figuran el 'Premio Internacional Menéndez Pelayo' (2010), por su carácter humanista y polifacético, y la distinción como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla.
Entre sus obras económicas figuran 'Principios prácticos de localización industrial' (1957), 'Las fuerzas de nuestro tiempo' (1967), 'Conciencia del subdesarrollo' (1973), 'Inflación: una versión completa' (1976), 'El mercado y la globalización' (2002).