España es, con Japón, el único país de la OCDE que ha conseguido superar el listón de los 83 años en esperanza de vida, pero sus progresos en reducir la mortalidad pueden verse amenazados por la progresión del sobrepeso, en particular entre los niños.
Este es uno de los mensajes de un informe publicado hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que compara datos sobre la salud y el sistema sanitario de sus países miembros, y en el que destaca que desde 2000 la progresión de la esperanza de vida en España es más rápida que la media.
En aquel año, España se situaba en sexto lugar de 35, mientras que en 2013 (el último para el que existen datos armonizados) había subido a 83,2 años, sólo por debajo de Japón (83,4) y netamente por encima del conjunto de la organización (80,5) y más todavía de Estados Unidos (78,8) o de México (74,6).
Ese progreso estuvo impulsado por la reducción de la mortalidad en las enfermedades cardiovasculares tanto de los hombres -su esperanza de vida con 80,2 años es la sexta más elevada- como de las mujeres -86,1 años, únicamente inferior a los 86,6 de las japonesas-.
Pero los autores del estudio advirtieron del problema del sobrepeso y la obesidad, cuya progresión en España -aunque es generalizado en el mundo desarrollado- ha sido una de las más rápidas desde 2000, y en el caso de los niños ya se encuentra entre los peores de la tabla.
En España, el sobrepeso infantil -que es un preludio de problemas si la situación se mantiene de adultos- afectaba en 2013 a más del 30 % de los niños y a casi ese porcentaje de las niñas, cuando la media en la OCDE es inferior al 25 % y en países como Bélgica, Noruega o Alemania se sitúa en torno al 15 %.
Para los adultos, la situación no está todavía tan degradada, ya que por ejemplo la obesidad concierne al 16,6 % de la población en España, frente al 19 % de media y a techos del 32,4 % en México y del 35,3 % en Estados Unidos.
Pero la tendencia de incremento es algo más pronunciada que en la mayoría de los otros países (4 puntos porcentuales entre 2000 y 2013, frente a 3 de media).
Los expertos de la OCDE constataron mejoras en España en términos de hábitos saludables en el tabaquismo, con una reducción de fumadores diarios entre los adultos del 32 % en 2000 al 24 % en 2013, aunque sigue siendo una tasa superior al promedio (20 %) y mucho más elevada que el 14 % de los países modelo en esta cuestión que son Suecia, Islandia, Australia y Estados Unidos.
También se ha reducido el consumo de alcohol a un ritmo superior al de la mayoría de los Estados analizados, pero España persiste en el grupo de los que están por encima de la media.
Como ocurre en otras partes, el 20 % de los que más consumen en España se beben el 58 % de todo el alcohol (en Hungría ese colectivo absorbe el 91 % y el 73 % en Estados Unidos).
Los autores del estudio destacaron que en España, en términos comparativos, la asistencia sanitaria tiene márgenes de mejora en particular para las personas con enfermedades crónicas (como el asma y la insuficiencia cardíaca congestiva) que por carencias en otros servicios acaban ingresando en los hospitales de forma innecesaria.
También hicieron notar que la tasa de mortalidad de personas con infarto o con accidente cerebral vascular cuando ingresan en un hospital (9,7 %) es más alto que la media (8,4 %) y sobre todo que los países más eficientes, como Estados Unidos, que se sitúan entre el 3 % y el 4 %.
En cuanto al gasto sanitario, la OCDE indicó que en España en 2013 cayó por cuarto año consecutivo, a un nivel por debajo del que estaba antes de la crisis, sobre todo por los fármacos, donde el dinero público consagrado a esa partida ha disminuido un 6,4 % en términos reales (descontando la inflación) desde 2009.
Portugal (-11,1 %), Dinamarca (-10,4 %), Islandia (-9,9 %), Grecia (-9,6 %), Luxemburgo (-7,7 %) y la República Checa (-6,4 %) han tenido caídas más importantes en el gasto farmacéutico en ese periodo, mientras que en el conjunto de la OCDE se recortó un 3,2 %.