La quinta campaña de excavaciones en la Cueva del Arco de Cieza ha sacado a la luz numerosos restos óseos de animales como caballos, ciervos, cabras y conejos
La quinta campaña de excavaciones en la Cueva del Arco de Cieza ha sacado a la luz numerosos restos óseos de animales como caballos, ciervos, cabras y conejos, que fueron cortados con herramientas de sílex hace más de 20.000 años, usando la cueva como una “carnicería”.
La campaña, que se ha llevado a cabo durante este mes de septiembre por un equipo de 10 arqueólogos de la Universidad de Murcia (UMU), ha dado lugar al hallazgo de esos restos, que “se encuentran en un estado de conservación excepcional”, según el director de los trabajos, Ignacio Martín.
Los fragmentos encontrados pertenecen al periodo paleolítico y presentan muestras de incisiones realizadas con herramientas de sílex, lo que según el experto demuestra que fueron manipulados por el hombre, que usó la cueva como “una carnicería de hace más de 20.000 años”.
Así, en el área donde se han hallado los restos parece claro que los habitantes de la zona separaban la piel y la carne de los huesos, y fracturaban los más grandes para sacar el tuétano, que era uno de los alimentos propios de esa época.
Los restos estaban acumulados detrás de una línea de hogueras que fue descubierta en la campaña anterior y la hipótesis es que los habitantes de la cueva los arrojaban allí después de comerlos.
Los trabajos en la Cueva del Arco, una importante cavidad ubicada en el Cañón de Almadenes, se iniciaron en 2015 y en campañas anteriores se llegó a la conclusión de que la cavidad posee una larga secuencia de ocupaciones desde el paleolítico hasta el neolítico.
Las primeras ocupaciones pertenecen a los neandertales (hace unos 50.000 años), a la que le siguen diversos niveles de hace entre 30.000 y 18.000 años.
La Cueva del Arco dejó de usarse como hábitat con la llegada de los primeros agricultores y ganaderos del neolítico, hace unos 6.000 años.