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Torremolinos

Torremolinos, el pueblo (3)

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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A los ojos del visitante, Torremolinos es el baúl de oro de las sorpresas. Quien por vez primera se decide a disfrutar del sol y las playas torremolinenses pensando que se trata de una población turística más, tal vez en su mente la más turística de España, se encuentra al llegar -y particularmente después de unos días en que le ha dado tiempo a recorrer buena parte de la población- que Torremolinos ofrece mucho más que solamente playa, sol, buen alojamiento y diversión. Halla el visitante que Torremolinos es la población ideal y autosuficiente donde vivir todo el año, porque lo tiene todo: en el terreno del medio ambiente, clima saludable y permanentemente soleado, más de seis kilómetros de nítidas playas, frescos pinares, un exuberante jardín botánico pletórico de cristalinas aguas, un espacioso y recreativo parque-mirador, amplias y modernas plazas con múltiples espacios verdes…
Causa igualmente la admiración del visitante la gran estima que en Torremolinos se le tiene a la cultura y al deporte. La sola contemplación del Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso, declarado Bien de Interés Público por la Junta de Andalucía, ya le intriga y se obliga a preguntar por su destino. Cuando se le explica que el Centro Cultural alberga la Universidad Popular de Torremolinos, en la que nada menos que cuatro mil alumnos matriculados siguen cursos gratuitos de acceso a la Universidad, idiomas diversos (inglés, francés, alemán, chino, castellano), informática, pintura, fotografía, baile flamenco, bricolage, manualidades, talla en madera, restauración, cerámica, tiffany, modelismo, corte y confección, encaje de bolillos, tapices, etc., el visitante, particularmente el oriundo de alguna gran ciudad, tan solo acierta a preguntar extasiado: "¿Toda esta grandeza en un pueblo tan pequeño?"
Y es que para él, para el visitante de la gran urbe sobre todo, Torremolinos es eminentemente pueblo, pueblo pequeñito, coqueto y turístico, aunque se haya convertido en una genuina ciudad. No concibe el visitante, en lo que considera un pueblecito costero de vacaciones, tamaña capacidad cultural que sobradamente compite con el más sofisticado centro cultural de la gran ciudad de la que él proviene. Este portentoso Centro Cultural de Torremolinos viaja por España y Europa, e incluso por países del oriente lejano, como Japón y China, en las cámaras fotográficas y en la memoria y el corazón de multitud de foráneos admiradores.

Pero, si anonadado queda el visitante con el Centro Cultural, cuando sus ojos tienen el privilegio de contemplar el Auditórium Municipal, especialmente si tiene la fortuna de admirarlo por dentro, literalmente se le borran las palabras y no acierta a salir de su asombro, y más cuando se le detalla que el Auditórium escenifica óperas, zarzuelas y conciertos de la Gran Música, entre otras muchas interesantes actividades que programa el área de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento. Cierto que en la ciudad de nuestro visitante habrá buenos teatros, como se espera que los haya en toda ciudad; pero tal magnificencia del arte escénico y cultural en el pueblo de Torremolinos, ni se le había pasado por la imaginación. Y no cabe duda de que igualmente despertará su admiración y envidia el contiguo y estable recinto ferial, con sus casetas enhiestas sobre su pétrea firmeza, que son como segundos hogares y centros de fecunda actividad social y recreativa para muchos residentes en este excepcional municipio sureño. Más de un visitante de las tierras norteñas de Don Pelayo se ha encontrado con la gratísima sorpresa de toparse aquí con ese trozo nostálgico de su querida tierrina que es el Centro Asturiano de la Costa del Sol.
Pasmado queda también nuestro foráneo, sobre todo si es adicto al deporte, al vislumbrar la inmensidad de la Villa Deportiva, considerada como destino mundial para deportistas de alto nivel. Lo primero que debe de pensar para sus adentros es que tal maravilla del adiestramiento corporal es demasiado imponente para el pequeño pueblo en el que disfruta una de las estancias más agradables que recuerda. Posiblemente en su ciudad de origen, con muchos más habitantes, eche en falta un complejo deportivo tan moderno y completo, donde tiene cabida la práctica totalidad de los deportes. Y deslumbrado le dejarán esas dos joyas de piscinas olímpicas que entrenan a prestigiosos campeones de la natación. Al descubrir tantísimo portento cultural, deportivo y recreativo en este que considera pequeño pueblo, no cabe duda de que exclamará embelesado: "¡Qué afortunado es este Torremolinos!".
Un paseo vespertino por el monumental y estratégico Parque de La Batería, donde el mar es perpetuo lienzo de fondo, y otro por el bellísimo Jardín Botánico Molino de Inca, cuna virginal de los manantiales torremolinenses, terminarán de imprimir en nuestro querido visitante la indeleble convicción de que Torremolinos es el soñado paraíso donde mañana retirarse… o donde fijar desde hoy su feliz y permanente residencia.

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